Mostrando entradas con la etiqueta parques. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta parques. Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de septiembre de 2025

QUBA



Quba es una población de Azerbaiyán, en las montañas del Cáucaso, junto al río Kudyal. Fue un kanato independiente hasta 1816, cuando pasó a pertenecer a Rusia. En 1991 Azerbaiyán consiguió la independencia.

Sus calles se veían tranquilas, con casas de dos plantas con balcones cubiertos y arboleda. Nos gustaron especialmente la Mezquita Ardabil, de fachada rojo oscuro, y la Mezquita Jami Zafar blanca con detalles verdes y una marquesina metálica sobre la puerta de entrada. El interior también era bonito, la visitamos solos con un gato.




Otra mezquita es la Mezquita Juma (del viernes) en el Parque Meydan, con una gran cúpula cobriza y alto minarete blanco. El parque es bonito, con sauces llorones, gente sentada en los bancos y familias paseando. 




Cerca está el Hamán Chukhur del s. XVIII, unos baños tradicionales con cúpulas doradas. Tenían una historia trágica, ya que en 1918 durante un período de conflicto, fue el escenario de una masacre, militantes armenios asfixiaron a civiles locales atrapándolos en su interior y llenando el edificio de vapor.


El Parque Nizami es otro rincón agradable de la ciudad, con arboleda, estatuas y terrazas donde los abuelos jugaban al dominó y tomaban té. También nos sentamos a la sombra bajo una pérgola a tomar té. Recibe el nombre del poeta azerbaiyano Nizami Ganjavi. Fue construido por prisioneros de guerra alemanes en 1946. En el parque hay dos bonitos edificios de piedra dorada, el Museo de Historia y la Escuela de Ajedrez


          
En Quba visitamos el Museo del Genocidio, en recuerdo del genocidio de la población musulmana llevado a cabo por los armenios disfrazados de bolcheviques en mayo de 1918. El edificio tiene una arquitectura vanguardista y original, dos estructuras que representan cuchillos puntiagudos. En el interior una exposición de fotografías y documentos dan fe de la masacre y destrucción. Lo visitamos totalmente solos. Es curioso porque los armenios también sufrieron un genocidio por parte del Imperio Otomano con entre un millón y medio y dos millones de víctimas. Todos los pueblos pueden ser víctimas y verdugos a lo largo de su historia. 



Cruzamos el río Kuydal por el Puente Taghly del s. XIX, con 14 arcos, aunque los árboles impedían verlos todos. Al otro lado está al barrio judío Qirmizi Qasaba, la llamada "Ciudad Roja". 

En el pasado Qirmizi Qasaba tuvo una población de 18.000 habitantes, pero cuando Azerbaiyán se independizó de la URSS, muchos emigraron a Israel y EE.UU. Estos países son los que aportaban dinero para la construcción de mansiones. Leimos que tenía 3.598 habitantes, pero no sé si estaba actualizado el dato.




Se creía que es el único lugar del mundo habitado exclusivamente por judíos, fuera de Israel y Norteamérica, según Wikipedia. La lengua mas hablada es el Juhuri, y después el azerí.

Hay siete sinagogas en Qirmizi Qasaba. Nos gustó la llamada Sinagoga del Pequeño Invierno, de ladrillo rojo, con varios pináculos. Había militares vigilándola. No pudimos entrar, pero nos dejaron fotografiarla.



Recorrimos bien el barrio paseando por la calle principal Fatali y volviendo por otras. Algunas casas son auténticas mansiones con torreones y tejadillos rojos o grises. Las fachadas son rojo terracota o color crema. Y en las puertas de entrada tienen marquesinas metálicas con ornamentos.



En las casas más modestas también tienen algún torreón sobresaliendo de la fachada, rematado por un pináculo de metal gris. 

Y los canalones de desagüe se adornaban con figuras de palomas. Quba fue una etapa interesante, nos sirvió de base y desde allí visitamos las poblaciones de Xinaliq y Laza.




viernes, 4 de abril de 2025

UNA EXCURSIÓN A MALMÖ

Desde Copenhague cogimos el tren para ir a Malmö, en Suecia. Estaba a solo 41km y llegamos en media hora. Fue una excursión corta de medio día. Cruzamos la frontera entre Dinamarca y Suecia por el Puente Oresand, de 4km, sobre el Mar Báltico. Las pantallas del tren indicaban a los pasajeros que tuvieran a mano el Pasaporte, pero nadie pasó para controlar.

Al salir de la estación encontramos un edificio de ladrillo rojo tipo castillo, con torreón rematado por un capirote negro. Cruzamos un canal y vimos en la orilla la World Maritime University, un bonito edificio con torre. Debía ser agradable estudiar allí.



Fuimos a ver el Castillo de Malmö del s.XVIII y estilo renacentista. Era de ladrillo rojo, con bastiones laterales pintados de rojo terracota y un foso con agua Lo construyó Cristian III. Se utilizó como prisión y en la actualidad albergaba el Museo de Historia.


Malmö es la tercera ciudad más grande de Suecia, tras Estocolmo y Gotemburg. Junto al Castillo estaba el  Kungsparken y Slottsparken, con arboleda, flores y césped, muy agradable. Era domingo y los suecos más madrugadores también paseaban y hacían footing; algunos remaban en kayak en los canales. En el parque había un molino de viento de madera oscura con grandes aspas.



Callejeamos por el centro histórico, de calles adoquinadas. La calle de JaKob Nilsgatan con casas de colores del s. XVIII era muy bonita y pintoresca. La arquitectura de otras calles peatonales como la calle Södergatan, llena de restaurantes y tiendas, también nos gustó.





En la Plaza Stortoget estaba el Ayuntamiento (Malmö Radhus), de fachada roja, con un reloj central. Alrededor había otros edificios nobles. Uno de ellos era el hotel Scandic Kramer, de fachada blanca y dos torreones con capirotes negros, casi palaciego.





La Iglesia de San Pedro del s. XVI y estilo gótico. Su torre del campanario con reloj tenia 105m de altura. En el interior nos gustaron  los frescos en paredes y techos, de tonos suaves.

     




Un edificio moderno emblemático de Malmö era la Turning Torso, el rascacielos más alto, junto al barrio residencial European Village. Una torre blanca de estructura retorcida construida por Santiago Calatrava, un capricho arquitectónico.

Lo que no vimos es la Ljuset pa, una gran lámpara de 5,8m de altura, que colocan en plazas y va cambiando de ubicación. En Navidad iluminaba la Plaza Lilla Torg. Era una escultura móvil, una curiosidad. Otra vez será. Era la hora de coger nuestro tren a Copenhague y nos despedimos de la bonita Malmö.

sábado, 10 de abril de 2010

LOLITAS Y OTRAS TRIBUS JAPONESAS

 



 
Pasear por el barrio de Harajuku en Tokio es un espectáculo inolvidable. El parque estaba lleno de gente curiosa. Unos chicos aguantaban un cartel anunciando “Abrazos gratis”, otros ofrecían besos gratis, o conversación gratis. Abracé a unos, besé a otros y conversé con el otro. Le pregunté si venía al parque cada fin de semana y dijo que sólo una vez al mes, ya que vivía fuera de Tokio. Conversamos y nos reímos juntos. Gente extraña y entrañable.
Allí vimos las llamadas lolitas o chicas cosplay. Eran adolescentes con indumentaria siniestra, gótica, o vestidas de colegialas, princesitas rosas o de estética manga. En realidad era un juego exhibicionista o un disfraz, y ellas disfrutaban exhibiéndose. Se vestían y maquillaban allí mismo. Leímos que muchas eran chicas que sufrían acoso escolar, y que después del fin de semana se quitaban su disfraz y regresaban a sus vidas comunes.
Su indumentaria era también una mezcla increíble y un derroche de imaginación. Zapatos nunca vistos, medias rotas con ligas enaguas superpuestas, peinados locos, ojos siniestros con lentillas…Era un mundo de fantasía.
 


Algunos grupos tenían estética rockabilly, con tejanos ajustados, camisetas negras y cazadoras de cuero, y con tupés estilo Elvis. Los tupés eran tan altos que podían esconder cigarrillos entre el pelo. Todos eran delgados, bailaban rock en grupo durante horas, y lo hacían bien. Resultaban graciosos en su estilo de Elvis japoneses.



 
Otros tenían estética Travolta, ellas con faldas almidonadas con enaguas y aire retro. Bailaban en grupo sin cansarse. Y luego estaban los hippies con rastas, cantando y tocando tambores, los modernos con pintas y peinados increíbles…Había una variedad de gente tremenda. Pensé que todo aquello era un juego, pero también era una forma de rebelarse ante la rigidez y exigencias de la sociedad actual japonesa. Era una declaración de principios contra lo que me pareció un ejército de cucarachas, los miles de ejecutivos trajeados de negro con jornadas laborales extenuantes. Era un alegato contra la uniformidad y a favor de la imaginación y fantasía.
 
 
 
© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego