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lunes, 26 de mayo de 2025

NAGGAR



Desde Manali fuimos al pequeño pueblo de Naggar, a sólo 20km. Estaba rodeado de bosques de cedros. Allí visitamos el Templo Tripura Sundan, con tejados superpuestos en tres niveles, con forma de pagoda. Estaba dedicados a la diosa Madre Tierra local.



En el interior del templo varias deidades estaban recubiertas de telas coloridas y flores. Las paredes de madera tallada intrincadamente. 





El pueblo de Naggar fue sede del reino de Kullu durante varios siglos. Por ello construyeron allí el Castillo de Naggar, que visitamos.  Construido en piedra y madera en el s. XVI, con una técnica anti-terremotos, que le otorgaba mayor solidez. Alternaron enormes vigas hechas con troncos de una pieza y las hileras de piedra, sin argamasa. Paseamos con los turistas indios por el patio interior. con dos niveles de galerías, muy bonito. Desde la terraza superior había vistas del valle.




En el interior del castillo había un pequeño templo, el Jagti Patt,  con tejado a dos aguas y tallado en madera con trabajos de filigrana. 

En Naggar visitamos la Casa Museo Nicholas Roerich, un ruso orientalista que se estableció allí con su mujer Helena, durante 20 años. Había varios retratos familiares. Fue pintor, filósofo, escritor, arqueólogo, etnólogo y viajero. Pintó más de 7000 cuadros del Himalaya. Algunos se exhibían en la casa, otros estaban expuestos en el Museo Nicholas Roerich en Nueva York. Los cuadros mostraban paisajes de cumbres nevadas y escenas himalayas. La casa era muy bonita, en medio del bosque, con muebles de madera y una galería en el piso superior. En el jardín había unas estatuillas hindúes con telas, y bustos de la pareja. Un personaje interesante y un lugar agradable para vivir, muy inspirador. 




domingo, 25 de mayo de 2025

MANALI


La ciudad de Manali está situada a 2.050m de altitud, a orillas del río Beas. Nos alojamos en Old Manali, con casas de tejados a dos aguas, bastante inclinados, ya que nieva bastante. Las calles eran muy empinadas y estrechas. Leímos que era el destino predilecto para la Luna de Miel de muchas parejas. Y en sus calles se habían grabado muchas películas de Bollywood, evocando los Alpes suizos. En la zona se podía esquiar, hacer escalada, montar en globo, hacer rafting y todo tipo de deportes.




Muchos cafés y restaurantes tenían terraza en las orillas del río Beas. Probamos la trucha de río allí. Había ambiente hippy por las calles y mucho turismo indio local, pocos occidentales. La parte nueva de Manali también estaba repleta de tiendas, cafés y restaurantes. El hormigueo de gente por la calle peatonal principal era constante.






El Templo Hadimba Devi estaba ubicado en un bosque de cedros. Construido en madera y piedra en el s. XVI, con un estilo pagoda en tres niveles y con un remate cónico. Las paredes exteriores estaban decoradas con cornamentas y cuernos de cabras montesas, y las partes de madera talladas con figuras de dioses, animales y bailarines, mucha filigranas. 

Paseamos por el exterior admirando el bosque de altos cedros. Por allí había muchas mujeres, grupos de amigos y familias enteras que se vestían con trajes tradicionales rojos y portaban a la espalda canastos de flores amarillas, para hacerse fotos. El ambiente era festivo. También había yaks de pelo blanco y gran cornamenta, para montar a cambio de unas rupias. Los turistas indios se apuntaban a todo.







El Manu Temple tenía la arquitectura tradicional de Himachal, con puertas de madera intrincadamente talladas y techo estilo pagoda. Dedicado al sabio Manu, el creador de la vida tras el gran diluvio, según la mitología hindú (como el Noé bíblico).



Otra visita curiosa en Manali fue el Museo de la Cultura y Folkore Himalayos. Exhibía una colección de artefactos de uso doméstico: cuencos tibetanos de bronce, recipientes de madera, cajas decoradas, máscaras ceremoniales, monedas, planchas de hierro, joyas, piedras, morteros, instrumentos musicales, atriles, ropa, gorros y calzado. También había maquetas grandes reproduciendo casas tradicionales. Era un museo pequeño, pero interesante.

miércoles, 7 de abril de 2010

EL TSUNAMI Y LA BAHÍA DE MATSUSHIMA






Un año antes de que sucediera estuve en Japón en la zona afectada por el terremoto y el posterior tsunami. Dormimos en Sendai,  y al día siguiente subimos a un tren que en media hora nos llevó a la Bahía de Matsushima. Decían que era una de las tres mejores vistas de Japón, considerada Patrimonio de la Humanidad. Tenía “unas 250 islas cubiertas de pinos moldeados por el viento y sus formaciones rocosas modeladas por el incesante golpeteo de las olas han dado como resultado espectaculares monumentos creados por las fuerzas de la naturaleza”. Así la describía la guía.


Aquel día la bahía estaba envuelta en brumas y con el cielo gris y lluvioso. Cogimos un barco, como el que fue engullido por las olas, para recorrer la bahía. Miraras donde miraras aparecían peñascos rocosos de formas irregulares. Una de ellas tenía cuatro arcos horadados por las olas. Lo curioso de las rocas es que habían crecido muchos árboles sobre ellas formando un manto verde. 



 
Frente a la bahía estaba el recinto del templo zen Zugain-ji. Era un bosque de altos cedros con cuevas naturales convertidas en altares. En las oquedades habían colocado figuras de Budas. Todo aquello, todo lo que muestran estas fotos, ha quedado arrasado. Poco pudieron hacer los dioses frente a las fuerzas de la naturaleza.
Lamento la magnitud de lo sucedido y espero que todos los afectados reciban la ayuda necesaria ante este desastre natural.
 


 

© Copyright 2010 Nuria Millet Gallego