Después del
trekking de las aldeas Akhas, fuimos en un minibús desde Phongsali hasta Muang
Khua, en un trayecto de siete horas. La vegetación verde, con árboles y
hojarasca, bordeaba la cinta de la sinuosa carretera.
Muang Khua era una pequeña y bonita aldea con encanto, entre palmeras, plataneros y casas de madera pintadas en color pastel. Se respiraba tranquiliadad. Estaba dividida por el río Nam Ou y la parte más bonita era la del puente colgante. El puente con tablones de madera era solo para peatones y se balanceaba al pasar. Vimos atravesarlo a varias mujeres con paraguas para el sol.
Paseamos por las orillas del rio, haciendo fotos de las barcas varadas con los niños jugando. Otros niños navegaban en una balsa de troncos, remando en el río.
Al día siguiente
embarcamos hacia Nong Khiaw. La barca era azul, abierta en los laterales, y con
un tejadillo de madera. El trayecto por el río Nam Ou se interrumpía por la
construcción de una presa, así que lo hicimos en dos tramos Tardamos cuatro
horas hasta Muan Ngoi Neua, donde estaba la construcción. Allí desembarcamos,
cogimos un tuk-tuk hasta el otro lado de las obras y empalmamos con otra barca
que en dos horas nos llevó hasta Nong Khiaw.
El trayecto fue espectacular, con altas montañas tras la jungla de las orillas. A tramos el río discurría por un desfiladero y el agua quedaba en sombra. Luego se abría y el sol lo bañaba todo. Los picos se reflejaban en la superficie del agua. Nos cruzamos con múltiples barcas que iban río arriba y nos saludaban.