El Parque Nacional Torres del Paine en Chile, estaba a 112km de Puerto Natales, donde nos alojamos. Estaba situado entre la Cordillera de los Andes y la estepa patagónica. Lo formaban montañas, valles, ríos, arroyos, lagos, lagunas y glaciares, y era una Reserva de la Biosfera. Pasamos dos días en el parque. La Patagonia era una zona ventosa, pero el día amaneció sin viento. Antes de llegar paramos en un lago donde se reflejaban las montañas nevadas en la superficie totalmente lisa.
El día estaba soleado y con un cielo azul limpio. Los senderos estaban bien marcados. Elegimos el sendero al Mirador de las Torres del Paine, que ascendía a través de bosque y colinas onduladas. El trekking empezaba desde el Hotel Las Torres, de fachada roja con tejadillos de pizarra negra, que fue una estancia de ganado vacuno.
Cruzamos un puente
sobre el río de aguas verdosas. Desde el principio tuvimos la impresionante
vista de las torres que se elevaban casi verticalmente más de 200m por
encima de la estepa patagónica. Eran espectaculares columnas de granito entre
picos nevados. Las torres tenían las paredes tan escarpadas que la nieve resbalaba
y no llegaba a cuajar. Tardamos unas cuatro horas en el trayecto.
Durante el camino rellenamos las botellas de agua fresca de los arroyos. Nos cruzamos con algunos senderistas que bajaban a seguir otra ruta después de haber dormido en los refugios altos. Comimos un bocata en un merendero del camino. El último tramo fue una ascensión empinada por una pedrera. De vez en cuando encontrábamos marcas rojas en las piedras grandes. Llegamos cansados y contentos. Las Torres del Paine se levantaban ante nosotros con sus 200m de altura, y al pie tenían una laguna verde. Bajamos a la laguna a tocar el agua. Estaba fría, pero apetecía mojarse los pies después de la caminata.
Al día siguiente
fuimos a la Laguna Pudeta y al Mirador de los Cuernos del Paine.
El día estaba soleado, pero hacía más viento, ya no se veía el reflejo de las
torres en la laguna de entrada al parque. El sendero hacia el Mirador de los Cuernos
era mucho más fácil, un paseo agradable. Caminamos entre plantas verdes de
aspecto esponjoso, que en realidad eran espinosas. Pasamos por una cascada
que caía con fuerza, con chorros de espuma blanca. Era una de las cascadas que
nacían del Campo de Hielo Patagónico Sur.
Los Cuernos eran
la parte superior de la montaña, recortados en un color más oscuro. La roca
estaba casi negra en la cima y contrastaba con la roca marrón de la parte
inferior. Había agua por todas partes. Llegamos en una hora al mirador, al pie
de una laguna azul.
Disfrutamos de la
belleza del paisaje. No era extraño que se considerara al Parque Nacional Torres
del Paine como la octava maravilla del mundo.