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domingo, 19 de mayo de 2019

LA MEZQUITA TETOVO

 


Desde Skopje fuimos a visitar la Mezquita Tetovo, de la época otomana, construida en1459. La describían como sublime e inusual por sus murales pintados con motivos florales y sus baldosas de cerámica. Como curiosidad, se utilizaron más de 30.000 huevos para la pintura y esmalte. 

La fachada exterior de la Mezquita era de baldosas de cerámica. Tenían estrellas de múltiples puntas como la Rosa de los Vientos, de colores diferentes. Estaba rodeada por un agradable jardín, con la fuente para el lavado de los pies previo a la oración.




El interior era precioso, con 30 ventanales y murales con motivos florales en rojos y amarillos, como colores predominantes. Tenía balcones de madera y un mihrab con hornacinas indicando la dirección de la Meca, para orientar la oración. 

La bóveda central y el perímetro del techo tenía escenas de ciudades y barcos. Había una gran lámpara central de cristales tallados, alfombra roja con dibujos y atriles para la lectura del Corán. Un anciano con casquete musulmán custodiaba la Mezquita y nos recordó que hiciéramos una donación. Una de las mezquitas más bonitas que vimos.




domingo, 4 de noviembre de 2007

PINGÜINOS DE PATAGONIA



El pingüino me miraba fijamente y emitió un ruido parecido a un rebuzno. Era un día soleado y frío de noviembre y allí estábamos el pingüino y yo mirándonos mutuamente con interés, en una playa del otro lado del Atlántico. Después él decidió ignorarme, una sabia decisión dado que mi comportamiento era más estático y aburrido, y se dedicó a incubar sus huevos.

Estábamos en la Reserva Natural de Punta Tombo, a unos 100km. de Trelew, en la Patagonia Argentina. Leímos que era la mayor área de anidamiento de pingüinos de la América Sur Continental. Tenía una colonia de más de medio millón de pingüinos de Magallanes. Cada hembra ponía dos huevos en un nido en la arena, entre ramas, y necesitaban cuarenta días de incubación. A veces se levantaban, recolocaban los huevos cuidadosamente con ayuda de las patas y volvían a cubrirlos con su orondo cuerpo. El pingüino de Magallanes mide unos cuarenta y cinco centímetros y pesa entre 4 y 5kg. 



Tenían la barriga blanca, y unas rayas negras verticales diferentes en cada uno, que resultaban muy elegantes. Unos agitaban las aletas laterales, abriéndolas, y otros se limpiaban con el pico el plumaje, arqueando el cuello. Todos mudaban el plumaje una vez al año.

La puesta de huevos era a principios de octubre, y decían que en diciembre cuando nacían las crías, el griterío que producían pidiendo comida era tremendo. Los pingüinos eran muy tranquilos y pacíficos, no se asustaban de la proximidad de los humanos, y cruzaban con pasos torpes ante nosotros. Algunos procedentes del mar, parecían desorientados. Decían que cada año volvían al mismo nido que ocupaban el año anterior.



Mientras los veía pensé en que lo que había leído sobre que los pingüinos son los únicos animales monógamos, tienen una sola pareja toda su vida. Todo lo contrario que las promiscuas ballenas patagonas, cuyas hembras copulaban con tres machos. La naturaleza nunca deja de sorprenderme.


© Copyright 2015 Nuria Millet Gallego