En Copacabana
cogimos una lancha, un trayecto de hora y media, hasta Yumani, la primera
población de la Isla del Sol.
El Lago Titicaca era una maravilla. Estaba situado a 3.280m de altitud, en los Andes Centrales, entre los territorios de Bolivia y Perú. Era el lago navegable a mayor altitud del mundo y el segundo más grande en Sudamérica, tras el Lago Maracaibo en Venezuela. Tenía 230km de longitud y 917km de anchura. Un precioso paisaje con pueblos Aymaras en las orillas, resguardados por los picos nevados de la Cordillera Real.
Vimos una balsa
hecha de totora, con los extremos curvos hacia arriba, tradicionales en Perú y
Bolivia, usadas por el pueblo ancestral de los uros. La planta totora
también la utilizaban para construir islas flotantes en el lago. Leí el
libro de la expedición Kon Tiki realizada en una balsa de totora por el
explorador noruego Thor Heyerdahl en 1947 por el Océano Índico desde el Perú hasta
la Polinesia, con cinco tripulantes y un loro. Una auténtica aventura por los
mares del Sur. Años después lo emuló el explorador español Kitin Muñoz en la
expedición Uru, en otra balsa de totora construida por bolivianos.
Llegamos a un embarcadero en una bahía resguardada. El camino hacia el pueblo de Yumani ascendía por la Escalera del Inca, con altos peldaños de piedra. Ante nosotros una colina grande con terrazas escalonadas. El paisaje era bellísimo. Llegamos a un hotel con una terraza con vistas impresionantes. Nos enamoramos del lugar y allí nos quedamos, hipnotizados por las aguas azules.
Desde uno de los Cerros
las vistas eran magníficas. Veíamos los dos lados de la isla, dos bahías al
mismo tiempo, la Bahia Koura y la Bahia Kee. En un lado estaba el Faro, con
franjas blancas y negras. El agua del lago parecía detenida de lo inmóvil que
estaba. Era una superficie lisa, de un azul plateado.
Al día siguiente hicimos una excursión al norte de la isla hasta Cha'llapampa y las ruinas incas Chinchana. El sendero era en alto y ofrecía unas preciosas vistas de las colinas con cultivos escalonados, había pocos árboles pero bastantes matorrales y algunas flores. Solo encontramos mujeres con trenzas, pastores y niñas con algunas llamas, burros y ovejas. Tras tres horas y media de caminata llegamos a una caseta boletería, donde había que pagar el acceso norte de la Isla del Sol.
En Cha'llapampa visitamos las ruinas incas Chinchana. Se conservaba una especie de mesa con bloques de piedra alrededor, que había sido la mesa de sacrificios, humanos y de animales, según leímos. De las ruinas quedaba la estructura de piedra de las casas, trozos de muros con puertas, ventanas y nichos donde colocaban deidades. Desde los dinteles de puertas y ventanas se veía el lago azul.
Caminamos hasta el pueblo que tenía una playa de arena blanca y nos bañamos en las aguas frías del lago. Luego volvimos en barco hasta Yumani, donde estábamos alojados. Cenamos sopa caliente de quinoa y trucha del lago con arroz y papas, muy rica. Contemplamos la puesta de sol y disfrutamos de todas las tonalidades que tomó el sol antes de desaparecer tras los picos montañosos. El Lago Tititaca nos pareció una maravilla natural.