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lunes, 14 de febrero de 2022

NAVEGANDO POR EL CAÑÓN DEL SUMIDERO

El plan del día era visitar el Cañón del Sumidero y Chiapa de Corzo. Partimos en una furgoneta desde San Cristóbal de las Casas hacia Tuxtla. Atravesamos varios tramos de carretera con una niebla espesa, entre montañas, pasamos un túnel y el tiempo mejoró, saliendo el sol. Paramos en tres miradores desde los que contemplar el bonito cañón, declarado Parque Nacional. Era una espectacular fisura en la roca vertical, una falla geológica que se abrió en la Sierra Norte de Chiapas.



El río Grijalva fluía a través del cañón, entre las paredes de piedra de hasta 900m de altura. En 1981 se completó la presa hidroeléctrica de Chicoasén, que represó el río y creó un embalse de 25km de largo. El río formaba un pronunciado meandro en forma de “U” y desde el mirador pudimos contemplar los dos brazos del río. El agua estaba verdosa, aunque el cielo no estaba despejado del todo.

Cogimos una barca en un recorrido de dos horas hasta Chiapa de Corzo. Desde la barca las paredes de piedra parecían más imponentes. Navegamos por la estrecha garganta, haciendo algunas paradas. En un tramo del cañón vimos muchos zopilotes (buitres negros) aleteando y descansando en la orilla. También otras aves blancas, tipo garzas. En las ramas de los árboles encontramos monos araña. Y lo más sorprendente fue encontrar dos cocodrilos en la orilla con las mandíbulas abiertas, disfrutando del sol. Luego vimos un grupo de tres cocodrilos y más adelante otro solitario. Eran enormes, de 2m.






Desembarcamos y comimos en Chiapa de Corzo, uno de los Pueblos Mágicos. Era una población coqueta y agradable, a orillas del río Grijalva, fundada por el conquistador español Diego de Mazariegos. La Plaza principal era enorme, rodeada de edificios con porches porticados. Tenía muchas tiendas de artesanía con sombreros, vestidos y coloridos textiles. En la plaza estaba la Fuente llamada La Pila o La Corona, del s.XVI y de arquitectura mudéjar, una original estructura de arcos de ladrillo rojo, que caracterizaba a la población.







domingo, 6 de noviembre de 2016

SOMBREROS DE KIRGUISTÁN





En Kirguistán los hombres usaban sombreros altos de fieltro blanco con cenefas en negro. Eran una especie de sombreros de copa, bastante peculiares.

Eran sombreros tradicionales, aunque había innovaciones más turísticas con los dibujos en color granate, o formas diferentes, como el que llevaba un niño. Los vendían en los bazares como el de la población de Osh, la mayor etapa de la Ruta de la Seda, una ciudad con 3000 años de historia y una atmósfera propia de Asia Central.





Los Kirguisos con los que nos cruzamos eran muy amistosos. Muchos preguntaban de dónde éramos, de “Hispania”, repetíamos. Y cuando les pedíamos una foto sonreían halagados y sorprendidos. Acababan dándonos las gracias a nosotros, “Rajmat”.

Encontramos una boda en Osh y el novio y alguno de sus invitados también lucían orgullosos su sombrero de fieltro blanco. Con sus rostros asiáticos de pómulos marcados, mezcla de mongoles y coreanos, no costaba imaginar el pasado de los antiguos mercaderes de la Ruta de la Seda, ataviados con aquellos sombreros ancestrales.


© Copyright 2016 Nuria Millet Gallego

viernes, 16 de octubre de 2009

LAS CHOLITAS BOLIVIANAS (SOMBREROS VIAJEROS)

 




Bolivia es el paraíso para una coleccionista de sombreros como yo. Se veían bastantes cholitas, las mujeres con ropa tradicional: amplias faldas superpuestas que llaman polleras, mantones, sombreros de fieltro tipo bombín, negro o marrón, y largas trenzas anudadas en la espalda. Pregunté a una chica joven cuántas faldas llevaba puestas y me dijo que cuatro (¡) con las enaguas. En los mantones cargaban a los niños o cualquier otra cosa, a modo de mochila. Todo eso les daba un aspecto bastante voluminoso.






El sombrero estaba muy por encima de la cabeza, poco encajado, parecía a punto de caerse en cualquier momento. En una librería de La Paz leí que eran del tipo de sombrero borsalino, más alto que el bombín, y era el que utilizaban las cholas, vocablo que designaba a las mestizas.


 
 
Un domingo fuimos a visitar el colorido mercado de Tarabuco, un pueblecito cercano a Sucre. Hombres y mujeres vestían ponchos y sombreros llamados “monteras”, probable herencia de los soldados conquistadores. Muchas mujeres llevaban otro tipo de sombreros negros con visera trasera y adornos con cuentas de colores.
Cuando viajábamos en micro, las furgonetas colectivas, nos gustaba sentarnos en la parte de atrás para contemplar el panorama de sombreros y las largas trenzas de las mujeres bolivianas.
 

 
 
© Copyright 2009 Nuria Millet Gallego

miércoles, 1 de octubre de 2008

SOMBREROS VIAJEROS DE ECUADOR






Los sombreros pueden ser indicadores de la zona de procedencia de sus portadores, proteger del sol y del viento, o ser simplemente un ornamento. En Ecuador, en la actualidad se mantiene el uso de sombreros entre algunas comunidades, y hay variedad de sombreros. Se ven sombreros oscuros, combinados con ponchos de colores; sombreros blancos rígidos, con cintas azules o negras, y luego está el famoso sombrero panamá.

 
El conocido sombrero panamá en realidad es originario de Ecuador, donde sigue fabricándose, como puede leerse en cualquier guía. Es un tema que despierta sensibilidades entre los ecuatorianos, y con razón, por la denominación errónea que se convirtió en genérica. Debe ese nombre a que se popularizó a través de su venta en Panamá, en el s.XIX, durante la época de la “fiebre del oro”. Tras la construcción del Canal de Panamá, aumentó su uso y su exportación. Pero su elaboración se lleva a cabo en Ecuador, sobre todo en las ciudades de Cuenca y Montecristi. Se utiliza una fibra vegetal llamada paja toquilla, muy flexible, que permite plegar el sombrero sin que pierda su forma.



Los de Montecristi tienen fama de ser de fibra más fina, y su precio aumenta considerablemente. Nos explicaron el laborioso proceso de tratado de las fibras, secado, trenzado, y planchado. De entre todos los portadores famosos del sombrero panamá, me quedo con Humphrey Bogart, que le añadió más glamour, si cabe, a este elegante sombrero. Pero todos los ecuatorianos, tanto mujeres como hombres, los lucen con estilo y elegancia.

 

Tengo debilidad por los sombreros. Soy coleccionista desde hace años, alegran mi casa y cada uno me habla de un lugar. Es una forma diferente de recordar esos lugares en los que disfruté temporalmente, como Ecuador.
 
© Copyright 2008 Nuria Millet Gallego



sábado, 14 de octubre de 2006

EL LAGO TSOMGO EN SIKKIM

Para visitar Sikkim se necesitaba un permiso especial que tramitamos desde la Magistratura de Darjeeling. Y ya en Sikkim, para visitar el Lago Tsomgo se necesitaba otro permiso especial que tramitamos desde Gantok.

Desde Gantok fuimos al lago, a unos 35km de distancia. A medida que ascendíamos por la carretera de curvas, dejamos de ver el sol y nos envolvió un manto de niebla. En los claros que se abrían en la niebla veíamos los hondos precipicios del camino. Impresionaban. La montaña que atravesamos estaba ocupada por una base militar y estaba prohibida la fotografía. La temperatura descendió considerablemente.


El Lago Tsomgo estaba a 3.780m de altitud, de origen glaciar. Era un lago sagrado para los budistas e hindúes de Sikkim. Las montañas alrededor del lago estaban bastante peladas, sin árboles, con un color pardo rojizo. En el invierno se cubrían de nieve y el lago se congelaba. Al llegar nos rodearon los yaks de pelo negro con sus dueños, ofreciéndonos un paseo. Los yaks eran bueyes tibetanos enormes, con pelo colgante largo y áspero, y una cornamenta importante.

En los cuernos les colocaban fundas rayadas de lana de colores. Tenían una silla con estribos a la que subimos. El sendero discurría paralelo al lago. Los yaks se bamboleaban un poco al caminar, un resbalón de la pezuña habría acabado con los jinetes en el agua helada. Pero los yaks dominaban caminos peores. Continuamos el camino hasta que se interrumpió, y regresamos al punto de partida a pie.







lunes, 30 de diciembre de 1996

RETRATOS Y SONRISAS BIRMANAS

En el viaje por Myanmar vimos algunas mujeres que llevaban una crema amarillo pálido en las mejillas. Encontramos una chica joven con esa crema que formaba el dibujo de una hoja, pero otras se la aplicaban de un modo menos uniforme. Leímos que lo utilizaban tanto hombres, como mujeres y niños. La crema o polvo se obtenía moliendo la corteza del árbol thanaka, mezclado con agua. Era un cosmético que ofrecía protección para los rayos solares Una pasta refrescante y aromática con olor a sándalo, que se aplicaba realizando diseños en las mejillas, y también por todo el cuerpo. También lo vimos en Mozambique.


Nos llamó la atención la placidez de la siesta de un niño, en un banco de piedra con los caracteres circulares de la escritura birmana. Siempre nos quedará la curiosidad de lo que ponía en el banco.

En la ruta por las aldeas alredor de Kalaw, encontramos mujeres transportando sus cestas con las asas en la frente yendo al mercado, y a este niño que llevaba un sombrero especial hecho con hojas. Una muestra de la creatividad  y simpatía de los birmanos.


Esta chica de larguísimo pelo la encontramos en una peluquería birmana. Las peluquerías asiáticas y africanas son mi debilidad. Como siempre, las sonrisas de la gente que encontramos en Myanmar forman parte importante del viaje.