jueves, 24 de octubre de 2019
MUSTANG 1. MUKTINATH
sábado, 19 de octubre de 2019
EL NIDO DEL TIGRE
Una de las
atracciones del viaje por Bután era el Monasterio Taktsang, conocido
como Tiger’s Nest. Decían que el gurú Rimpoche llego allí en la espalda de
un tigre y meditó en el monasterio. La estructura principal era de 1692, pero sufríó graves daños en un incendio en 1998 y se restauró posteriormente. Era un
lugar de peregrinación para los butaneses, al que ir al menos una vez en la
vida.
Empezamos la ascensión a través de bosques de pinos que se abrían ofreciendo magníficas vistas. Encontramos tramos con coloridas banderolas de oración ondeando al viento, y pabellones con ruedas de oración. El Monasterio se veía diminuto sobre la montaña rocosa, cerca de la cima. La subida era muy empinada, a tramos casi un ángulo de 45º.
El segundo tramo fue algo menos cansado, aunque también subía y subimos 700 escaleras haciendo zig-zag en la parte final. La vista del Monasterio del Nido del Tigre de cerca fue impresionante. Eran varios edificios escalonados sobre la roca de la montaña. Tuvimos que dejar las mochilas, la cámara y el móvil en unas taquilllas. La fotografía en el interior estaba prohibida, eran muy rigurosos y lo respetamos. Nos descalzamos, ascendimos por escalera interiores, atravesamos galerías y entramos en santuarios ancestrales.
Desde los diferentes niveles del monasterio se tenían vistas del valle y de una cascada muy próxima que les proporcionaba agua. Entre los peregrinos había una monja con la cabeza rapada de Taiwán. Había turismo indio. Aunque había gente, el ambiente era de misticismo y soledad. No podía negarse que estaba aislado, en lo alto de la montaña. Y muchas salas las vimos totalmente solos. Los monjes estaban retirados del bullicio en sus aposentos. Había puertas cerradas al visitante y tenía ganas de curiosear las entrañas ocultas del monasterio. Era un lugar único y especial.
viernes, 18 de octubre de 2019
EL DZONG DE PARO
El Dzong de Paro
no era tan grande como el de Punakha, pero también impresionaba. Estaba a
orillas del río, y entramos por la carretera de la parte superior.
Subimos las escaleras de acceso y pasamos por una galería con pinturas murales de
deidades budistas. A un lado estaba la Rueda de la Fortuna.
Accedimos a un patio
donde encontramos hombres y mujeres butaneses vestidos de gala, una alfombra
roja y revuelo de monjes. Era una visita del Ministro de Cultura, vestido con
un chal naranja sobre el go, y botas de cuero adornadas. Todos los vips se
alinearon y entraron en el recinto principal. Les hicimos fotos y seguimos
nuestra visita.
En otro patio vimos
la actuación de un grupo de unas 50 mujeres ataviadas con la kira, el
traje tradicional, la chaquetilla de seda y falda largas, con estolas al cuello Se colocaron
alineadas en semicírculo, bailaron y cantaron varias canciones. Sus trajes eran
de gran colorido y fue un bonito espectáculo que nos regalaron. Toda una sorpresa
para acabar la visita del Dzong.
jueves, 17 de octubre de 2019
EL TEMPLO DE LA FERTILIDAD
En el Valle de
Punakha hicimos una pequeña caminata atravesando arrozales, campos cultivados y
pequeños pueblos. Visitamos el Chimi Lhakang, un templo peculiar dedicado a
la fertilidad.
El templo o monasterio fundado en el s.XV, fue bendecido por el Lama Kinley, un santón conocido como el "Santo Loco" o el "Loco Divino" por sus formas poco ortodoxas de enseñar el budismo mediante el canto, el humor y el comportamiento escandaloso con connotaciones sexuales. Utilizó los símbolos del falo como pinturas en las paredes y como falos voladores de madera tallada en los techos de las casas, en las cuatro esquinas de los aleros. No sé que hice con la foto del templo que la perdí (tal vez los dioses me castigaron por descreída); así que esta foto de la parte inferior es cortesía de Google.
Las parejas que
tenían dificultades para concebir, acudían allí y la mujer se colocaba un gran
pene de madera en la espalda o la parte delantera y daba tres vueltas al
templo. Luego enviaban fotografías con los bebés que probaban la eficacia del
ruego. Curioseamos el álbum del monasterio, con parejas de varios lugares del
mundo.
El pueblo estaba lleno de falos de madera de todos los tamaños, decorados en colores con bastante creatividad, incluso pintados en las fachadas. Tradicionalmente, los símbolos de un pene erecto en Bután tenían la intención de alejar el mal de ojo y los chismes maliciosos. Junto al camino encontramos una niña sonriente sentada, no sabemos si fruto de la oración a los dioses. Una curiosidad más de Bután.