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jueves, 17 de octubre de 2019

EL TEMPLO DE LA FERTILIDAD

 

En el Valle de Punakha hicimos una pequeña caminata atravesando arrozales, campos cultivados y pequeños pueblos. Visitamos el Chimi Lhakang, un templo peculiar dedicado a la fertilidad.

El templo o monasterio fundado en el s.XV, fue bendecido por el Lama Kinley, un santón conocido como el "Santo Loco" o el "Loco Divino" por sus formas poco ortodoxas de enseñar el budismo mediante el canto, el humor y el comportamiento escandaloso con connotaciones sexuales. Utilizó los símbolos del falo como pinturas en las paredes y como falos voladores de madera tallada en los techos de las casas, en las cuatro esquinas de los aleros. No sé que hice con la foto del templo que la perdí (tal vez los dioses me castigaron por descreída); así que esta foto de la parte inferior es cortesía de Google.


Foto cortesía de Google

Las parejas que tenían dificultades para concebir, acudían allí y la mujer se colocaba un gran pene de madera en la espalda o la parte delantera y daba tres vueltas al templo. Luego enviaban fotografías con los bebés que probaban la eficacia del ruego. Curioseamos el álbum del monasterio, con parejas de varios lugares del mundo.

El pueblo estaba lleno de falos de madera de todos los tamaños, decorados en colores con bastante creatividad, incluso pintados en las fachadas. Tradicionalmente, los símbolos de un pene erecto en Bután tenían la intención de alejar el mal de ojo y los chismes maliciosos. Junto al camino encontramos una niña sonriente sentada, no sabemos si fruto de la oración a los dioses. Una curiosidad más de Bután.


sábado, 20 de mayo de 2017

LA COREA RURAL

















Hahoe era una pequeña población tradicional con mucho encanto, junto al río Nakdong y entre arrozales, parcelas de viñas, maíz y chile verde. Estaba considerada Patrimonio de la Humanidad. Conservaba las casas centenarias llamadas minbak, de los tiempos de la dinastía Joseon, que se fundó en 1392. Nos alojamos en una de esas casas, con ventanas de papel de arroz y edredones apilados en el suelo de tarima a modo de colchón. Era el sistema llamado “ondol”.

Los muros eran de adobe arenoso con tejadillos negros y puertas de madera color miel oscura, que se abrían a patios llenos de arbustos y macetas de plantas. Algunas eran casas-museo, aunque sin apenas mobiliario. Visitamos la casa de un estudioso de Confucio, que exhibía libros con caligrafía coreana.  





























Paseamos totalmente solos por las callejuelas del pueblo, atravesando huertos con aperos de campo y tinajas, y corbertizos de paja entre los tejadillos orientales de tejas negras. El sol de la mañana lo inundaba todo. En el centro del pueblo había un gran y nudoso árbol de 600 años de antigüedad. La gente había atado a su alrededor papelitos blancos con deseos escritos. También escribimos nuestros deseos en un fino papel de arroz, entre ellos el deseo de seguir viajando y conociendo gentes y lugares.

 

















Visitamos el Museo de Máscaras, coreanas y de todo el mundo: Indonesia, Thailandia, Papua, Filipinas, Islas del Pacífico, Venecia, India, indios de América del Norte, Sudamérica, África…Una exposición muy interesante y completa. En las tiendas turísticas del pueblo vendían máscaras tradicionales de recuerdo.

Al atardecer cruzamos el río Nakdong con una pequeña barca y vimos las Escuelas Confucianas, un conjunto de pabellones. En la orilla opuesta había un peñasco escarpado al que subimos. Desde arriba se contemplaban las bonitas vistas del pueblo. Era fácil imaginar la vida en los pueblos coreanos en épocas antiguas.








© Copyright 2021 Nuria Millet Gallego




 

sábado, 28 de octubre de 2006

EL PARQUE NACIONAL SUNDARBANS

Desde Calcuta contratamos una excursión de dos días para visitar el Parque Nacional Sunderbans, en el estado de Bengala. El paisaje durante el trayecto fue precioso, una sucesión de lagunas a ambos lados de la carretera, entre arrozales bordeados por palmeras y árboles. Entre tanta agua las casas estaban construidas sobre estrechas lenguas de tierra, y a veces tenían un puente de bambú para llegar hasta ellas. 

Sunderbans era el mayor parque de manglares del mundo, en el Delta del río Gangesabarcando dos países India y Bangladesh. Tenía 2400km2 en India y 3600km2 en Bangladesh. Era Patrimonio de la Humanidad. La palabra “sunderban” derivaba del árbol sundari, que podía alcanzar 25m de altura y cuya madera se empleaba en la construcción de barcos, casas, postes eléctricos y railes de tren por su resistencia al agua.



Cogimos un barco por el río Ganges de gran anchura, y nos adentramos por estrechos canales. Nos cruzamos con otras embarcaciones, repletas de pasajeros. El trayecto era muy relajante contemplando el bosque de manglares en ambas orillas. Todo aquel verdor se reflejaba en la quieta superficie del agua, el mejor espejo. Encontramos varios pescadores en el recorrido, lanzando sus redes. 

Se veía el barro blando con el entramado de las raíces aéreas de los manglares, que se extendían buscando el agua. Era zona pantanosa con marismas. Pequeños bichos correteaban por el fango: sanguijuelas, renacuajos y cangrejos diminutos. En el tronco y las ramas de los árboles se distinguía el nivel de crecida del río.



Visitamos un pequeño y tranquilo pueblo con casas de adobe. Habían construido senderos altos sobre las lagunas con ladrillos para evitar el barro. Vacas y cabras pastaban por allí. Pasamos por el colegio, con los escolares pulcramente uniformados, con camisas blancas y faldas o pantalones azules. Nos cruzamos con mujeres con sari, acarreando recipientes con agua, y gente en bicicleta. Vimos grupos de hombres sentados en el suelo, jugando a cartas. Era un pueblo bonito y tranquilo.









Vimos aves, monos. ciervos entre la maraña de troncos, una iguana de largo cuello saliendo del agua y algún cocodrilo descansando en la orilla fangosa. Al día siguiente recorrimos otro tramo del Delta. En el Centro de Interpretación había una maqueta del parque y los recorridos permitidos. Nos gustaba ver las raíces de los manglares como largos dedos hundiéndose en el barro. Los canales llegaban hasta el mar, a la Bahía de Bengala. 

Nos cruzamos con un barco-dispensario, con una cruz roja en la proa. Llevaba el nombre del escritor Dominique Lapierre y City of joy. Nos dijeron que lo patrocinaba él, para atender las necesidades sanitarias de las poblaciones del río.




Volvimos a coger el barco y fuimos hasta una de las torres de observación de tigres. En 2004 se calculaba que había unos 274 ejemplares de tigres, pero decían que verlos era la excepción, no la regla. Ni rastro de los tigres, pero disfrutamos de la verde extensión de las copas de los árboles y de la belleza del paisaje de los Sundarbans.









sábado, 24 de noviembre de 2001

HOI AN, EL VIETNAM TRADICIONAL

 

Hoi An era un pueblo tradicional vietnamita con casas de colores ocres y amarillos, con portones y ventanas de madera, patios interiores llenos de macetas y tejadillos a diferentes alturas. Estaba en la costa del mar de la China Meridional, junto al río Thu Bon, y fue un importante puerto comercial durante los s. XVI-XVII, cuando los chinos, japoneses, holandeses e indios se asentaron en la ciudad,. Conservaba las influencias chinas y japonesas en su arquitectura. Declarado un merecido Patrimonio de la Humanidad. 

El tiempo parecía haberse detenido en sus tranquilas calles. Los coches tenían el acceso prohibido y solo circulaban bicicletas, motos y gente con los sombreros cónicos vietnamitas. Los vendedores acarreaban las mercancías en dos platillos con un palo apoyado en os hombros, el sistema que les servía para equilibrar el peso.




Por cada esquina aparecían faroles rojos, naranjas, amarillos, con algún carácter chino escrito. Había farolillos de papel de gran colorido, formas y tamaños muy variados. En las tiendas de artesanía había cerámicas de estilo antiguo chino, con dibujos azules; brújulas de madera con adornos nacarados, preciosos tinteros chinos de marfil o hueso trabajado, etc. Paseamos hechizados observando cada rincón. 

 

Había varias casas-museo, muy interesantes para visitar. Compramos un ticket para visitar cinco lugares históricos. Empezamos por la Tran Duong House guiados por su dueño, un amable y simpático profesor de matemáticas jubilado, que nos ofreció té y explicó la historia de su familia. La casa del s. XIX amplia y espaciosa. Estaba pintada de verde botella, y tenía muebles chinos antiguos, de madera lacada con adornos nacarados. 

La casa Tan Ky tenía doscientos años. La familia todavía vivía allí y mostraban parete de su vivienda, el esto era privado. La hija no explicó la historia de la casa, describiendo su estructura y mobiliario. Tenía una planta abuhardillada, y el techo era de tejas cocidas y madera enttrecruzada. También visitamos el Templo de la Congregación Fujian China y el Puente Japonés, construido por los japoneses, de piedra y de estructura cubierta con tejadillo, unido por un extremo a una Pagoda Budista. Era un símbolo de Hoi An.





El mercado estaba junto al río, y algunos vendedores llegaban en barca. Había muchos puestos de flores, y otros de frutas y hortalizas.


Dimos un paseo en barca por el río Thu Bon durante tres horas, viendo las casas y el paisaje de las orillas. Fuimos a una aldea donde trabajaban los carpinteros, entre los ruidos de matillos y escalpelos, y a otra aldea de alfareros. Pasamos por varios astilleros pequeños donde fabricaban barcas de madera artesanalmente. 



Otro día alquilamos bicicletas y fuimos a la playa de Lua Dai, a 4km de Hoi An. En el trayecto atravesamos un precioso paisaje de arrozales inundados de agua, con bueyes y palmeras. La playa tenía hileras de palmeras, arena blanca y estaba solitaria. Nos bañamos en el mar del sur de China. Vimos a los pescadores con sus redes, faenando. En alguna canoa era la mujer quien remaba y el hombre pescaba. Otras redes estaban fijas sobre postes. Algún pescador usaba las pequeñas cestas circulares hechas de bambú, manejadas con pértiga.









Viaje y fotos realizados en 2001