miércoles, 4 de septiembre de 2024

LA BENGUELA COLONIAL

Benguela, la segunda ciudad de Angola, era una población tropical a orillas del Atlántico. Conservaba edificios coloniales de color pastel, iglesias, palacios y plazas de estilo portugués entre palmeras y acacias. 

El Palacio del Gobernador era un bonito edificio color rojo terracota, entre jardines y palmeras.



El Palacio das Bolas era la sede del MPLA (Movimiento por la Liberación de Angola), el partido que gobernaba desde la Independencis de Angola en 1975. Edtaba pintado de blanco, con dos bolas en la parte superior de la fachada y tejados rojos. Vimos el amplio y bonito vestíbulo con escalinata y un busto de Agostinho Neto (el primer Presidente de Angola), pero no nos dejaron hacer fotografías.

Otros edificios bonitos eran la sede de la Asamblea Nacional, con una cúpula rojiza, y el Museo de Arqueología.


El Paseo Marítimo junto al Atlántico, llamado la Marginal, estaba bordeado por palmeras y con un murete donde la gente se sentaba a charlar y contemplar el mar.

Praia Morena era la playa de la ciudad, con una ancha franja de arena dorada. Las familias paseaban con los niños al atardecer, 



Visitamos la Catedral Nossa Senhora de Fatima  muy moderna, con fachada triangular. Estaba cerrada, pero un señor nos la abrió y nos mostró la tumba de un Obispo, la pila bautismal y el piso superior. Un espacio diáfano original.

La Iglesia Nossa Senhora del Popolo era blanca con dos torres campanario y con 400 años de antigüedad.


martes, 3 de septiembre de 2024

LAGOA DOS ARCOS, COLINAS CUROCA Y GRUTAS SASSA



La Lagoa dos Arcos era un bonito pasaje natural. La entrada tenía unas rocas horadadas y grandes palmeras con barbas. Las rocas del entorno tenían formas curiosas. Arco era en realidad un oasis en medio del Desierto del Namib, con zonas verdes. 
Al poco de caminar vimos dos grandes arcos que formaba la roca, y al fondo estaba la Laguna con flamencos, aunque se veían muy lejanos. En otras épocas la laguna estaba seca, lo estuvo varios años. 

Al atardecer llegamos a las Colinas de Curoca, habían sido esculpidas por el viento y la erosión de las lluvias.  Eran rocas rojizas de hasta 25 m de altura formando un pequeño Cañón. Un capricho de la naturaleza.
 
Raspando un poco la roca aparecía una parte brillante, que mostraba que eran rocas salinas. Paseamos entre aquellas formaciones rocosas. Un paisaje solitario y especial.


Otro día en Sumbe fuimos en candongueiro, las furgonetas locales, a ver la Gruta de Sassa. Al llegar al camino unos niños se ofrecieron a hacernos de guía, y aunque les dijimos que no hacía falta, nos acompañaron. Bajamos por el sendero durante una media hora, encontrando pequeños baobabs. 

La Gruta de Sassa tenía una gran entrada triangular. Estaba cerca del rio. El suelo era arenoso. Habíamos leído que en el interior hacía frío y llevábamos forro polar, pero no hizo falta. El interior de la cueva era de gran altura y muy ancho, abovedado como una Catedral. Encendimos las linternas del movil, pero no pudimos ver bien las paredes laterales por lo alejadas que estaban. No podían apreciarse las estalactitas y estalagmitas. 



En la cueva había una obertura que dejaba pasar la luz, mostrando la verde hojarasca del exterior. En la oquedad podían distinguirse alguna estalactita. Oímos los ruiditos de los murciélagos, que habitaban la gruta. Caminamos hasta allí y luego emprendimos el camino de ascensión.

lunes, 2 de septiembre de 2024

DESIERTO NAMIB Y P.N. IONA



Desde Namibe fuimos al Desierto de Namib. En el trayecto vimos la planta Wellwitchia Mírabilis, que tenía largas hojas y raíces de hasta 7m de profundidad. También la vimos en Namibia. Estaba seca por la temporada.

Alquilamos un Toyota con Betuca, un simpático guía. Se metió por las dunas y bajó por una duna alta con un ángulo casi vertical.

Llegamos al Parque Nacional Iona, pagamos la entrada y nos registramos. Era un Parque de dunas junto al Atlantico. Recorrimos la zona costera, no el interior del parque.

Encontramos miles de aves negras acumuladas en una duna, hasta el punto de que parecía arena oscura. Al aproximarnos volaron en desbandada hacia el mar. Eran cientos y miles. Espectacular.






Pasamos por la Iglesia de los Navegantes, construida por los pescadores. Era un paraje aislado. Encontramos dos chicos mellizos sentados sobre el Monumento a los Navegantes. El Océano Atlántico tenía un color verdoso cerca del acantilado de piedra dorada. Desde arriba vimos algunas barcas pescando. 


Bandadas de aves en el Parque Nacional Iona

domingo, 1 de septiembre de 2024

NAMIBE

 

Namibe era una ciudad en la costa del Atlántico con edificios coloniales portugueses pintados de colores, entre palmeras. Vimos el edificio de Correos, la Estación de Ferrocarril y la Marginal, el Paseo Marítimo.



Era curioso el edificio del antiguo cine de Namibe, con forma de platillo volante. Parecía un estadio. La Fortaleza de Sao Fernando era Base Militar y solo pudimos ver la fachada.








En uno de los bonitos edificios, donde estaba ubicada la Oficina de Turismo, vimos una exposición etnológica con tallas de madera, recipientes, cornamentas de antílopes, lápidas de piedra labradas, maquetas de barco, teléfonos antiguos, un tocadiscos de madera y hasta un carruaje. Había fotos de las pinturas rupestres de Tchitunda Hulu Mulume.

Namibe nos pareció una ciudad agradable y fue la base para visitar el Desierto Namib, el Parque Nacional Iona, la pequeña Tombwa, la Lagoa dos Arcos y las Colinas de Curoca.
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