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martes, 3 de septiembre de 2024

LAGOA DOS ARCOS, COLINAS CUROCA Y GRUTAS SASSA



La Lagoa dos Arcos era un bonito pasaje natural. La entrada tenía unas rocas horadadas y grandes palmeras con barbas. Las rocas del entorno tenían formas curiosas. Arco era en realidad un oasis en medio del Desierto del Namib, con zonas verdes. 
Al poco de caminar vimos dos grandes arcos que formaba la roca, y al fondo estaba la Laguna con flamencos, aunque se veían muy lejanos. En otras épocas la laguna estaba seca, lo estuvo varios años. 

Al atardecer llegamos a las Colinas de Curoca, habían sido esculpidas por el viento y la erosión de las lluvias.  Eran rocas rojizas de hasta 25 m de altura formando un pequeño Cañón. Un capricho de la naturaleza.
 
Raspando un poco la roca aparecía una parte brillante, que mostraba que eran rocas salinas. Paseamos entre aquellas formaciones rocosas. Un paisaje solitario y especial.


Otro día en Sumbe fuimos en candongueiro, las furgonetas locales, a ver la Gruta de Sassa. Al llegar al camino unos niños se ofrecieron a hacernos de guía, y aunque les dijimos que no hacía falta, nos acompañaron. Bajamos por el sendero durante una media hora, encontrando pequeños baobabs. 

La Gruta de Sassa tenía una gran entrada triangular. Estaba cerca del rio. El suelo era arenoso. Habíamos leído que en el interior hacía frío y llevábamos forro polar, pero no hizo falta. El interior de la cueva era de gran altura y muy ancho, abovedado como una Catedral. Encendimos las linternas del movil, pero no pudimos ver bien las paredes laterales por lo alejadas que estaban. No podían apreciarse las estalactitas y estalagmitas. 



En la cueva había una obertura que dejaba pasar la luz, mostrando la verde hojarasca del exterior. En la oquedad podían distinguirse alguna estalactita. Oímos los ruiditos de los murciélagos, que habitaban la gruta. Caminamos hasta allí y luego emprendimos el camino de ascensión.

lunes, 2 de septiembre de 2024

DESIERTO NAMIB Y P.N. IONA



Desde Namibe fuimos al Desierto de Namib. En el trayecto vimos la planta Wellwitchia Mírabilis, que tenía largas hojas y raíces de hasta 7m de profundidad. También la vimos en Namibia. Estaba seca por la temporada.

Alquilamos un Toyota con Betuca, un simpático guía. Se metió por las dunas y bajó por una duna alta con un ángulo de 180°, casi en vertical.

Llegamos al Parque Nacional Iona, pagamos la entrada y nos registramos. Era un Parque de dunas junto al Atlantico. Recorrimos la zona costera, no el interior del parque.

Encontramos miles de aves negras acumuladas en una duna, hasta el punto de que parecía arena oscura. Al aproximarnos volaron en desbandada hacia el mar. Eran cientos y miles. Espectacular.






Pasamos por la Iglesia de los Navegantes, construida por los pescadores. Era un paraje aislado. Encontramos dos chicos mellizos sentados sobre el Monumento a los Navegantes. El Océano Atlántico tenía un color verdoso cerca del acantilado de piedra dorada. Desde arriba vimos algunas barcas pescando. 


Bandadas de aves en el Parque Nacional Iona