jueves, 31 de octubre de 2002

BAHÍA Y PELOURINHO



Nos enamoramos de Salvador de Bahía, la ciudad que abreviaban Bahía, en la costa atlántica de Brasil. Fue capital desde 1549 a 1763, y el centro de la industria azucarera. Estaba dividida por un risco en la Cidade Alta y Cidade Baixa. El Elevador Lacerda conectaba la Cidade Alta con la Baixa, donde estaba el puerto. A nosotros nos interesaba más la Cidade Alta, donde estaba la zona histórica, con los barrios coloniales de Terreiro de Jesús, Pelourinho y Anchieta. 

Las calles del Pelourinho y todo el centro histórico de Salvador de Bahía estaban adoquinadas, repletas de iglesias y casas del s. XVIIcon fachadas pintadas de color azul, verde, amarillo o granate, tenían poco tráfico y eran agradables para pasear. Las ventanas de las casas eran arqueadas y con adornos de escayola

 


En cada esquina encontraban una iglesia antigua, más o menos restaurada. Visitamos la Catedral, la Iglesia de San Francisco y la de Nuestra Señora del Rosario. En el claustro de una de ellas había unos azulejos con motivos religiosos muy bien conservados. 

Nos alojamos en el Hotel Pelourinho, una antigua mansión de techos altos, con fachada pintada de verde manzana y blanco y habitación con vistas al mar. El hotel, según decían, fue el escenario de la novela “Suor”, de Jorge Amado. En la ciudad se notaba la influencia africana. Vimos el Poste del Pelourinho, el poste de azotes y castigo de los esclavos.





Había mujeres vestidas con el típico traje bahiano, con influencia africana:  tocados en la cabeza, blusas blancas con calados y amplios faldones con vuelo, combinados con telas coloridas. Algunas de estas mujeres eran chicas jóvenes muy guapas, que servían de reclamo ante algunas tiendas. Otras eran mujeres gruesas y mayores, que tenían puestos de venta ambulante. Todas adornaban las calles de Salvador de Bahía. 

Visitamos el Museo de la Ciudad en el Largo de Pelourinho. Tenía una colección de muñecas bahianas, que reproducían los trajes de la época colonial. Junto al museo estaba la Casa de Jorge Amado, que exhibía fotos del escritor con otros autores: García Marquez, Paul Eluard, Sartre, Camus, Simone de Beauvoir y personajes como Caetano Veloso o Marcelo Mastroiani. También tenía una exposición con los libros de Amado, con un resumen de su historia y temática.



Por la tarde fuimos a la Fundación Capoeira del Mestre Bimba. A las seis había una rueda de capoeira y asistimos gratuitamente, como únicos espectadores. Era una clase que daban dos profesores, un chico y una chica, a varios alumnos. Los alumnos acoplaban ágilmente sus movimientos, encajando los golpes y haciendo juego de piernas al ritmo de la repetitiva música. En otra rueda vimos alumnos pequeños de seis a diez años bailar con los mayores. Fue divertido y no parecía sencillo.

Era la escuela de Angola, más agresiva y rápida. Mezclando lucha y baile se retaban y esquivaban con movimientos ágiles y rápidos. Salían de dos en dos al centro de la rueda y se saludaban con una palmada en la mano al empezar y al acabar. Durante el baile no se tocaban. Todos eran muy flexibles y algunos eran auténticos acróbatas, dando saltos y volteretas. Alguno giró sobre si mismo con la cabeza apoyada en el suelo. Los instrumentos del berimbau, tambores y metales marcaban el ritmo. Los tocaban los mismos bailarines turnándose, y también cantaban. El ritmo fue haciéndose más rápido cada vez y los bailarines movían las piernas como si fueran aspas de molino. Hacia el final los chicos se sacaron la camiseta y sus cuerpos, negros, mulatos y blancos, brillaban con el sudor. Se retaban y reían, se notaba que se divertían. Fue la mejor rueda de capoeira que presenciamos. 

Cenamos en la Cantina do Lua (Cantina de la Luna) en el Terreiro de Jesús. Disfrutamos de su variado buffet de comida a kilo, llamada así porque cobraban a peso el plato. Por la noche presenciamos una ceremonia de Candomblé, el ritual africano, en la Casa del Pae Santo. Nos despedimos de la ciudad contemplando la fuente musical de la Plaza de Sé y paseando una vez más por sus bonitas calles. 




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