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domingo, 7 de septiembre de 2025

GOMEL, LA BIELORRUSIA ORIENTAL

Llegamos en tren a Gomel desde Minsk. El tren era de estilo soviético, con compartimentos con literas y literas en el pasillo. Y con una encargada por vagón. Nos recordó los trenes de la Ruta del Transiberiano.



Gomel es la segunda ciudad más importante de Bielorrusia. Está en la orilla derecha del río Sozh, cerca de la frontera con Ucrania y de la central Nuclear de Chernobil. Y es una ciudad interesante por sus propios atractivos.

La calle principal Sovietskaya tiene bonitos edificios clásicos con adornos de estucado en la fachada, pintados de colores crema, rosados y verde claro.


La calle desemboca en la plaza Lenina con una estatua de Lenin y con el edificio del Teatro de Arte Dramático. La ciudad conserva los antiguos trolebuses.

Visitamos la Iglesia de San Pedro y San Pablo, de fachada amarilla con un jardín lleno de flores. Los fieles encendían velas y rezaban. Detrás están las Capillas-tumbas de la familis Paskovich, los nobles locales. Las capillas son un torreón de ladrillo rojizo con mosaicos, rematado pot un pináculo y cinco cúpulas doradas. Una construcción de estilo ruso, preciosa y original.


Visitamos el impresionante Palacio Rumyantsev-Paskovich, de fachada amarilla y blanca, con columnas. Un auténtico lujo digno de zares. Salas con columnas, estatuas, frisos, grandes lámparas, suelos en madera tallada, vidrieras, etc. Había salas de reuniones, de música con un piano blanco, despacho, biblioteca, comedor y galerías con plantas.




El terreno fue donado al conde Rumyantsev por la emperatriz Catalina II. A finales del s. XVIII se completó el Palacio en estilo neoclásico. En 1934 fue comprado por Paskovich y lo reconstruyó. Además de ser riquísimos, el conde y su mujer se dedicaron a labores de filantropía y construyeron una escuela, farmacia y hospital.

Cerca está el Invernadero del Parque, creado sobre el invernadero de Paskovich. Ocupó el taller de una fabrica de azúcar. La estructura acristalada tiene varias especies subtropicales. 


Subimos los 200 escalones de la Torre de Observacion de 40m, que fue la chimenea de la antigua fábrica de azúcar. Ofrecía buenas vistas del Parque boscoso, el Palacio y el río Sozh.


Seguimos paseando por el parque y bajamos al río. Cogimos un barco por el río Sozh, un trayecto corto de 40 minutos. Pasamos bajo el puente del ferrocarril y desde el barco vimos la Torre de Observación. Las orillas están muy verdes y fue muy relajante.



Había ambiente festivo en la ciudad, con muchas familias paseando por la calle y por el Parque durante el día y por la noche. En la Plaza Lenina había música y merenderos, y en otros rincones del bosque tocaban grupos de música y la gente bailaba animadamente. Supimos que celebraban el 80 aniversario de la Victoria en la II Guerra Mundial.

Gomel fue una agradable sorpresa en la ruta por Bielorrusia y nuestra etapa final.



jueves, 11 de mayo de 2017

TEMPLOS COREANOS


El Templo Saanggye-sa estaba en el Parque Nacional Jirisan, en medio de un paisaje boscoso de pinos y cedros, junto a un arroyuelo. Llegamos en autobús desde Busan, en dos horas de trayecto. Tenía edificaciones y pabellones a diferentes niveles, comunicados por escaleras. Los tejadillos negros y rojos asomaban entre las copas de los árboles. Atravesamos dos puertas de entrada con grandes figuras de guardianes, parecidos a los de la mitología hindú. Los techos estaban pintados de verde y decorados con cenefas con motivos geométricos y figuras de Buda. Bajo un pabellón había una gran campana y un tambor aún más grande. Desde el templo partía un sendero hasta las cascadas Buril Popko.





El Templo Beomeo-sa era el más importante de Busan. Construido en el s.VII, fue destruido durante la invasión japonesa y reconstruido en 1713. Estaba envuelto en la espesura del verde bosque. La puerta de entrada era muy bonita, con dos grandes columnas de piedra. El recinto estaba formado por varias edificaciones con una gran plaza central. Encontramos a los monjes reunidos, con sus rezos y música rítmica. En algunas zonas había cientos de farolillos de colores colgando. Estaban de celebración y se juntaron en la plaza para fotografiarse. Vestían túnicas granate suave y por debajo camisolas grises.

En los interiores del templo había imágenes de Budas dorados con flores, y en cada sala oraban los fieles. El monasterio, como muchos en Corea, admitía estancias de visitantes que quisieran compartir la experiencia de convivir con los monjes. Lo hicimos en Japón y fue interesante ser testigos de la vida de los monjes. Esta vez no tuvimos oportunidad por falta de tiempo.






















Caminando desde la Fortaleza de Busan llegamos al Templo Monasterio Seokbul-sa estaba en una garganta con grandes imágenes talladas en la roca. Eran casi el doble de nuestro tamaño. Una diosa sujetaba un ánfora, y sobre la cabeza tenía esculpidas doce minicabezas. Como curiosidad vimos varias esvásticas en los muros, la cruz gamada que simboliza la fertilidad en Asia. Había escaleras que subían a cuevas más altas con otras esculturas en la roca. Fue una sorpresa encontrar el templo en la garganta. Un rincón realmente especial.

 



© Copyright 2021 Nuria Millet Gallego