viernes, 5 de agosto de 2011
LABERINTOS RUSOS
viernes, 16 de abril de 2010
UNA BODA SINTOISTA
viernes, 20 de octubre de 2006
LA CIUDAD SAGRADA DE PURI
Puri era uno de los lugares de peregrinación más sagrados de la India. Además coincidimos con la festividad del Diwali por lo que cientos de peregrinos ocupaban las calles. El Templo hindú Jagannath Mandir, dedicado al señor del Universo, encarnación de Vishnú. Estaba amurallado y tenía varias torres piramidales blancas y rosadas.
La entrada no
estaba permitida a los no creyentes. Se podía ver parte del interior desde la
Biblioteca, pero estaba cerrada. Así que lo vimos desde la terraza del primer
piso del bar The Grand, cercano al templo, y contemplamos el ambiente.
Un gran gentío
rodeaba el templo. Mujeres con sus saris coloridos, santones con túnicas
naranjas o dhotis mínimos, ancianos de barba larga y canosa, conductores de
rickshaw…Todos deambulaban calle arriba, calle abajo. Llevaban ofrendas de
flores naranjas y comida troceada (coco, pepino, cebolla). En los puestos
vendían rosarios y parafernalia hinduista, garbanzos condimentados, polvos de
colores y chai.
Rodeamos el templo
amurallado y vimos las entradas protegidas por estatuas de leones, hombres a
caballo, tigres y elefantes de piedra. Leímos en la guía de la Lonely Planet que
en el templo trabajaban 600 hombres que se encargaban de los rituales de los
dioses, y 400 cocineros, unas 20.000 personas dependían del templo para vivir.
Viendo aquella multitud y las riadas de gente que entraba y salía parecía creíble.
Nos empapamos de aquel ambiente religioso y festivo. Y nos gustaron mucho las calles de los alrededores, con vacas deambulando libremente. Las casas eran de piedra de dos plantas, con arcos y balcones con balaustradas y patios. Muchas estaban deterioradas, pero eran bonitas.
Aquel laberinto de
calles era mucho más tranquilo que la calle principal. La gente nos saludaba,
preguntaban de que país éramos y nos deseaban “Happy Diwali”. El Diwali
es la fiesta de las luces. Por la noche todas las calles, casas y comercios de
Puri tenían pequeños cuencos con lámparas de aceite para celebrarlo y tiraban
petardos y fuegos artificiales. Los vimos desde la playa.
sábado, 14 de octubre de 2006
EL LAGO TSOMGO EN SIKKIM
Para visitar Sikkim se necesitaba un permiso especial que tramitamos desde la Magistratura de Darjeeling. Y ya en Sikkim, para visitar el Lago Tsomgo se necesitaba otro permiso especial que tramitamos desde Gantok.
Desde Gantok fuimos al lago, a unos 35km de distancia. A medida que ascendíamos por la carretera de curvas, dejamos de ver el sol y nos envolvió un manto de niebla. En los claros que se abrían en la niebla veíamos los hondos precipicios del camino. Impresionaban. La montaña que atravesamos estaba ocupada por una base militar y estaba prohibida la fotografía. La temperatura descendió considerablemente.
El Lago Tsomgo
estaba a 3.780m de altitud, de origen glaciar. Era un lago sagrado para los budistas e hindúes
de Sikkim. Las montañas alrededor del lago estaban bastante peladas, sin
árboles, con un color pardo rojizo. En el invierno se cubrían de nieve y el
lago se congelaba. Al llegar nos rodearon los yaks de pelo negro con sus dueños,
ofreciéndonos un paseo. Los yaks eran bueyes tibetanos enormes, con pelo
colgante largo y áspero, y una cornamenta importante.
En los cuernos les colocaban fundas rayadas de lana de colores. Tenían una silla con estribos a la que subimos. El sendero discurría paralelo al lago. Los yaks se bamboleaban un poco al caminar, un resbalón de la pezuña habría acabado con los jinetes en el agua helada. Pero los yaks dominaban caminos peores. Continuamos el camino hasta que se interrumpió, y regresamos al punto de partida a pie.
jueves, 14 de octubre de 2004
ULURU, LOS OLGAS Y KINGS CANYON
Uluru, en el centro de Australia, era el monolito más grande del mundo, con 9km de contorno, 348m de altura y 2,5km bajo tierra. Uluru era el nombre aborigen de la roca; los europeos la bautizaron como Ayers Rock. Leímos que era una roca sagrada para los aborígenes australianos. Era Patrimonio de la Humanidad.
Yulara era un pueblo artificial que se creó como base para visitar el Parque Nacional de Uluru. Llegamos desde Alice Springs, en un trayecto de bus de seis horas. El pueblo era pequeño y dedicado al turismo. Tenía un centro comercial con carpas, imitando las tiendas del desierto.
La roca estaba formada por piedra arenisca y se veía de color rojo y anaranjado según la luz del sol. La rodeamos con el autobús y observamos que no era tan compacta como parecía: tenía cuevas y diferentes oquedades, casi como cráteres que le daban un aspecto misterioso. Gente de todo el mundo veníamos a verla. Paramos en el Centro Cultural Aborigen. Además, teníamos información del Museo Aborigen de Darwin, y de la guía de la Lonely Planet.
Estábamos deseando
rodearla a pie. Seguimos un camino marcado que llamaban Liru,
acercándonos a la base. Vimos más de cerca la gran roca y sus oquedades. Un
grupo de cuevas tenía la forma de un cráneo, destacando más oscuro sobre la
pared. Otras cuevas parecían ventanitas. Cuando fuimos en 2004 advertían de que
por respeto a la cultura aborigen era mejor no realizar la ascensión a la roca.
Nosotros no subimos, pero vimos gente que lo hacía. Posteriormente, no se
permitió la ascensión.
Luego recorrimos el camino Mutyulu hasta llegar a una pequeña piscina natural, considerada sagrada, por lo que el baño estaba prohibido. Cuando llovía el agua caía por la roca formando torrentes y pequeñas cascadas. Se distinguían en la pared la huella oscura de los torrentes de agua. Decían que era todo un espectáculo ver Uluru bajo la lluvia o con una tormenta eléctrica. Aquel día el cielo tenía un azul intenso, sin una sola nube.
El plato fuerte fue la puesta de sol, que contemplamos con una copa de vino blanco en la mano, cortesía de la agencia. El color rojizo cambió a tonos anaranjados y ocres, con matices malvas. Poco a poco se fue difuminando y la roca quedó rosa azulado.
domingo, 15 de diciembre de 1996
EL TEMPLO MINGÚN Y OTRAS PAGODAS
Desde Mandalay cogimos un barco por el río Ayuyarwedi hasta Mingún. Era un trayecto corto, de 11km. En las orillas contemplamos los grupos de chozas aisladas, canoas y algunos pescadores echando las redes. Mingún era una de las ciudades antiguas conservadas en los alrededores de Mandalay, y fue la que más nos impresionó.
La Mingún Paya era el monumento budista (o zedi) más grande del mundo. Era imponente, de piedra rojiza. Miles de esclavos empezaron a construirlo en 1790 y debería haber tenido 150m, pero su construcción se interrumpió y quedó en los 50m de altura. Aún así resultaba majestuoso.. En la fachada principal, a un lado de la puerta de entrada, se abría una gran grieta, como una herida de las sagradas piedras. La grieta se abrió tras el terremoto de 1839. La puerta era enorme, daba acceso a una capilla que nos pareció pequeña en comparación con la mole de piedra. Un monje nos ofreció té y bananas, que tomamos sentados a los pies de un Buda. Luego subimos la escalinata hasta la cima de la stupa y contemplamos lo que quedaba del esplendor de la antigua ciudad bordeada por el río.
Cerca estaba la gran campana de bronce,
construida para el templo en 1808, de 90 toneladas de peso. Sólo había otra de
tamaño parecido en el mundo, en Moscú. Estaba suspendida del techo y podías
meterte en su hueco interior, grabado con inscripciones con caracteres
birmanos. Con un tronco tañimos la campana, que resonó por todo el lugar.
La Pagoda Pondawpaya estaba junto al río, custodiada por dos grandes leones que miraban pasar las barcas. La Pagoda Hsibyume de 1816, con estructura circular era otra de las que recordaremos. Sus stupas blancas resplandecían al sol, entre las verdes palmeras. Tenía siete terrazas que representaban la siete montañas alrededor del Monte Maru, que era el origen del Cosmos, según la mitología budista. Después visitamos las tres ciudades sagradas más antiguas: Sagaing, Amarapura y Ava. En Sagaing la verde colina estaba totalmente salpicada de stupas. Las viejas piedras sagradas de Mingún y las otras ciudades nos hablaron de otros tiempos míticos de esplendor en Myanmar.