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miércoles, 15 de mayo de 2024

FORTALEZAS Y PALACIOS PAKISTANÍS

Desde Bahawalpur fuimos a ver el Fuerte Derawar. En el trayecto vimos un mercado de cabras, y varios camellos con sus camelleros.

El Fuerte Derawar era uno de los diez fuertes del desierto de Cholistán consideradas Patrimonio de la Humanidad. Era el mejor conservado. Lo construyó en el s.IX el Raj Jajja Bhati. En el s.XVIII pasó a manos de Bahawalpur y siguió siendo la residencia del Nawab (gobernador) hasta la década de 1970. Esa ocupación constante contribuyó a su conservación.


Era impresionante. La Fortaleza tenía 40 bastiones circulares de 30m de altura, 10 bastiones por cada lado. Primero la rodeamos en parte, haciendo fotos de los enormes bastiones. La temperatura era de 43°, suerte que soplaba algo de viento.


Entramos por el portalón y vimos las partes restauradas del Palacio. Tenía columnas, techos de madera con vigas, decorados en rojo y amarillo, mosaicos con motivos florales y adornos de escayola. Varios chicos pakistanís trabajaban en la restauración, con aquel calor…
Desde la parte alta de la fortaleza contemplamos el paisaje del desierto de Cholistán y la caída de los bastiones.


          


Después visitamos el Sadiq Palace, de piedra blanca con tres cúpulas, puertas y ventanas arqueadas y múltiples adornos de escayola. El interior era bastante decadente, pero conservaba restos de su antiguo esplendor.

Al entrar había un gran hall con una fuente central y enormes espejos en las paredes. Se conservaban restos de pinturas murales con motivos florales. Vimos las cocinas los baños, dormitorios, la habitación con cajas fuertes en el sótano y las múltiples estancias del palacio, con chimeneas y alfombras raídas. Nos dijeron que estuvo habitado hasta la década de los 50. Debía ser carísimo el mantenimiento de un palacio tan grande. Era una lástima la decadencia, pero eran otros tiempos.

 

domingo, 22 de mayo de 2022

LA NICOSIA GRIEGA (LEFKOSA)

 

Nicosia, la capital de Chipre, tiene una singularidad: está dividida en la zona griega (llamada Lefkosa) y la zona ocupada turca (llamada Lefkosia). La frontera, conocida como Línea Verde, se cruza andando por la calle Ledra y en otros siete puntos. Cambiaba el idioma del griego al turco y la moneda, del euro a la lira turca. En algunas calles interiores se veían tramos de alambre de espino y bidones. 

Recorrimos la famosa calle Ledra con cafés chipriotas de terracitas, tabernas tradicionales y comercios. Al final estaba el Check-point, la frontera con la parte turca. Era una simple caseta metálica, como de obra, con una barrera. Una curiosidad histórica.






En la ciudad antigua de Nicosia vimos las Murallas Venecianas, construidas por los venecianos en 1567 para protegerse de las invasiones otomanas. En 1570 los otomanos invadieron Larnaka y tres meses más tarde destruyeron la fortificación, matando a 50.000 habitantes. Las murallas eran bonitas e imponentes. Por su parte baja habían construido un paseo entre palmeras, cipreses y fuentes. Tenían cinco bastiones en el sector sur: Trípoli, D’Avila, Constanza, Prodocatano y Carafto. Entramos por las cercanías de D’Avila. 




Visitamos la Mezquita Omeya, del s. XV, con su alto minarete. Me dejaron entrar poniéndome una túnica granate larga, que tenían colgada en la entrada. En el interior alfombrado solo había hombres rezando, y muchos coranes en las estanterías de alrededor.



Cerca estaba el Palacio del Arzobispo de estilo neobizantino y la Iglesia Agios Ioannis, La Iglesia Panagia Chrysalionitissa del s. XV era la iglesia bizantina más antigua de Nicosia, dedicada a la Virgen. El barrio Chrysalionitssa estaba al borde de la ciudad antigua y cercano a la llamada Línea Verde. Era muy tranquilo y casi no se veía gente. Las casas estaban adornadas con macetas con plantas. Se veía alguna casa antigua bonita con paredes de piedra dorada y contraventanas verdes, como debían ser antes. Por allí estaba el CVAR, el Centro de Artes Visuales.

Visitamos la Casa de Hataigeorgakis Kornesios, de estilo otomano. Acumuló gran riqueza y poder trabajando de Dragoman, cargo de intérprete, traductor y guía oficial entre los turcos y las embajadas. Vimos las habitaciones con camas con dosel, el comedor, la sal de divanes y cojines para los huéspedes, el jardín con palmeras y estatuas, el hammán con techo de bóveda y orificios que dejaban filtrar la luz. Era una casa muy grande y decorada con gusto, con baules pintados y mobiliario antiguo. Creo que el Dragoman acabó decapitado y su familia tuvo que huir, pero con el tiempo recuperaron la mansión. Fue una visita interesante.




Fuimos al Museo Municipal Levantis, una mansión neoclásica, pero estaba cerrada. Seguimos callejeando por Laiki Yitonia, la zona sur de la ciudad, que fue durante años el área de los pintores y vendedores. Vimos la Iglesia Arcángel Miguel del s. XVII, gótica con exterior franco-bizantino, usada como iglesia ortodoxa, con iconostasio de oro y exvotos de plata. Una muestra del eclecticismo de la ciudad.



Para acabar el día cenamos en una taberna tradicional junto al Check-point. El interior estaba repleto de cuadros y fotografías. Pedimos champiñones, croquetas de berenjena y queso feta, y croquetas de calabacín, con vino blanco. Desde la terraza podíamos ver a los que cruzaban andando la frontera.