viernes, 12 de septiembre de 2003

KANDY


Desde Nuwara Eliya fuimos en autobús hasta Kandy. El paisaje era precioso con verdes plantaciones de té formando mosaicos en las laderas. Notamos que empezamos a bajar de altitud al ver más palmeras. La ciudad de Kandy se extendía alrededor del lago artificial Bogambura. El Templo Malwata Vihara estaba a orillas del lago. 

El Templo del Diente de Buda (Sri Dalada Maligawa) era el más emblemático de Kandy. Muros de un blanco inmaculado y tejadillos en forma de pagoda. Al entrar dos grandes cuernos de marfil custodiaban una capilla. Los frescos de las paredes y techos tenían colores vistosos, representando procesiones de elefantes y personajes haciendo ofrendas a Buda.


Empezó la ceremonia y se oyeron tambores. El ritual se celebraba dos veces diariamente, A las seis y media de la mañana y a las seis y media de la tarde. Cuatro hombres de torso desnudo y vestidos con pantalón y turbante blanco, con anchos fajines rojos, tocaban los tambores. Uno de ellos tocaba un flautín. 

Tocaron unos minutos hasta que unos oficiales levantaron la tela naranja y descubrieron una puerta labrada en plata. La abrieron con una llave de hierro de un palmo de grande, y entraron un grupo de cuatro sacerdotes, cerrando la puerta. La puerta se abrió y cerró varias veces, entraron unos y salieron otros, y entraron varias ofrendas.




Subimos al segundo piso, todo de madera. Hicimos cola con otros fieles para ver el relicario recubierto de oro donde guardaban el diente de BudaVimos la urna con la reliquia a través de una ventanilla. Alrededor los fieles oraban y traían ofrendas de flores de loto lilas y jazmines. Algunos se sentaban en el suelo a rezar, otros oraban en el exterior encendiendo velas colocadas en una estructura de hierro.


Cuando oímos los tambores bajamos al primer piso. Era la ceremonia que se celebraba dos veces diariamente, A las seis y media de la mañana y a las seis y media de la tarde. Cuatro hombres de torso desnudo y vestidos con pantalón y turbante blanco, con anchos fajines rojos, tocaban los tambores. Uno de ellos tocaba un flautín. Tocaron unos minutos hasta que unos oficiales levantaron la tela naranja y descubrieron una puerta labrada en plata. La abrieron con una llave de hierro de un palmo de grande, y entraron un grupo de cuatro sacerdotes, cerrando la puerta. La puerta se abrió y cerró varias veces, entraron unos y salieron otros, y entraron varias ofrendas.



En una de las calles con edificios antiguos coloniales encontramos una concentración de oficinas de notarios y abogados. Los letreros se amontonaban en la fachada, escritos en cingalés. Al día siguiente visitamos los Jardines Botánicos en tuk-tuk, y subimos a pie a la colina donde estaba el gran Buda blanco de 25 metros de altura que dominaba la ciudad. Era una media hora andando desde la estación de policía. 




Los Jardines Botánicos de Kandy fueron jardines reales antes de la llegada de los británicos. Eran los más grandes de Sri Lanka. Pasamos por una avenida de largas palmeras cocoteras, atravesamos grupos de bambús gigantes, vimos un pabellón de orquídeas, estanques con nenúfares y varias pagodas y puentecillos. Lo más impresionante eran los árboles con troncos de varios metros de diámetro, había hasta un baobab de tronco botella.





          



Viaje y fotos realizados en 2003

jueves, 11 de septiembre de 2003

NUWARA ELIYA

Nuwara Eliya estaba ubicada en las tierras altas de Sri Lanka, con un clima más fresco que el resto del país. La ciudad fue fundada por el explorador Samuel Baker, que descubrió las fuentes del río Nilo. 

En sus calles se respiraba el ambiente colonial, con una bonita arquitectura. Las antiguas mansiones británicas rodeadas de jardines, tenían chimeneas y tejados triangulares. Destacaban la antigua Post Office, un edificio emblemático de ladrillo rojo con una torre del reloj.

Oficina de Correos de Nuwara Eliya

Vimos una mansión regia del s. XIX, reconvertida en el Hotel Heritage. Fue la residencia del gobernador inglés. Preguntamos el precio (24 euros) y decidimos alojarnos allí. Tenía doble escalinata de madera y altos techos, mobiliario antiguo y camas con dosel, en todos los detalles. La habitación era enorme, con galería interior con cuatro ventanales con vistas a los jardines. Un lujo con sabor a otros tiempos.



Había muchos comercios y los puestos del mercado eran muy estéticos, con sus frutas apiladas y con racimos de plátanos o cocos colgando. Había puestos de carne y pescado ( atún, barracuda, pez espada o tiburón). 

Paseamos por el Parque Victoria, con enormes árboles, y admiramos las suaves y mullidas ondulaciones del Campo de Golf y el Jardín Botánico Curioseamos el Hotel Hill Club de 1876, antiguo club exclusivo de los británicos, con bonitos jardines.










Nuwara Eliya era la zona productora de té más importante de Sri Lanka. Por la mañana fuimos en tuk-tuk a visitar la plantación de té Pedro Tea State. Las verdes plantaciones se extendían por las laderas de la montaña. Las recolectoras de las hojas de té eran mujeres, con sus pañuelos multicolores en la cabeza, y sacos a la espalda o cestas de mimbre con el asa en la frente.

La fábrica se fundó en 1885. Nos explicaron todo el proceso. Tras la recolección, lo secaban, trituraban, prensaban, fermentaban y lo separaban según la calidad y tamaño. Finalmente lo empaquetaban en sacos y lo exportaban. Nos obsequiaron con un té mientras contemplábamos fotografías antiguas en blanco y negro. Fue una visita interesante.






Viaje y fotos realizados en 2003

domingo, 7 de septiembre de 2003

LAS PLAYAS DE SRI LANKA

Galle era una ciudad colonial en la que los portugueses y holandeses a partir del s. XVI dejaron huella en su arquitectura. Declarada Patrimonio de la Humanidad. Nos gustó el paseo por el perímetro de su muralla, con vistas al mar. Era una muralla alta que conservaba algún pequeño bastión. El terreno de alrededor estaba muy verde, formando suaves ondulaciones. Familias y grupos de amigos paseaban juntos.

El Faro blanco, entre palmeras y junto a un edificio colonial, formaba un bonito rincón. Nos sentamos en la parte de la muralla que daba al mar y contemplamos como rompían las olas contra las grandes rocas, envolviéndolas de blanca espuma.


Desde Galle alquilamos un tuk tuk para llegar a las playas Unawattana, Welligama y Mirissa. La playa Unawattana estaba muy cerca, a 4km de Galle. Decían que era una de las mejores de Sri Lanka, y era realmente bonita. Las palmeras se perdían en la espesura y encuadraban la curva de la playa. 

En una colina de la playa destacaba la blancura de una stupa budista, con su forma de campana. Nos bañamos y comprobamos que la corriente del Océano Índico era muy fuerte y arrastraba mar adentro. Había varios bares y restaurantes, ocultos discretamente en la vegetación. En uno de ellos tomamos zumos de piña naturales.


          

La playa de Welĺigama era preciosa, rodeada de palmeras y adornada por las estacas verticales de los pescadores. La mayoría de las estacas estaban próximas a la orilla, plantadas en el mar de forma dispersa. Según la marea costaba más o menos acceder hasta ellas. Las estacas se heredaban de padres a hijos

Nos acercamos y vino un pescador a ofrecerse para que le hiciéramos una foto por 100 rupias (1 euro). Como ya lo habíamos leído y no había nadie pescando, aceptamos. Fue a coger su caña y se encaramó a la estaca. Podía colocarse de pie o sentado en una madera transversal. El pescador nos dijo que aquella época no era buena para la pesca y además el mar estaba muy revuelto. Javier también quiso subir a la estaca. Debía ser incómodo estar allí varias horas hasta capturar la pesca.

Llegamos a la playa de Mirissa sobre las dos de la tarde, y decidimos alojarnos allí. Elegimos unas cabañas con porche, entre jardines con palmeras y frente al mar. Mirissa era otra preciosa bahía curva con vegetación frondosa de palmeras y muy tranquila. 

Paseamos por la playa y disfrutamos del baño en las aguas del Océano Índico. Al atardecer vimos la llegada de las barcas de los pescadores, como recogían la captura de las redes, mientras los niños alborotaban por allí. 













Viaje y fotos realizados en 2003
Nota: En 2004, un año después de nuestro viaje, sucedió el terrible tsunami que asoló Sri Lanka y causó miles de víctimas.