viernes, 27 de abril de 2018

LOS TEMPLOS DE AYUTHAYA

 

En el Parque Histórico de Ayuthaya estaban las ruinas y templos de la antigua capital de Siam, declarados Patrimonio de la Humanidad. Era un complejo con nueve estupas budistas (o chedis): una central, más grande, y ocho estupas alrededor. El recinto tenía avenidas y jardines, entre los que paseaban los visitantes.

El Wat Mahathat fue uno de los más importantes de Ayutthaya, con el rostro de un Buda tallado en las raíces de un árbol. Era un rincón especial. Allí se celebraban las ceremonias reales.



Encontramos un grupo numeroso de jóvenes monjes budistas de túnica azafrán, que adornaron nuestra visita a los templos. Nos preguntaban de dónde éramos y les decíamos “Sapein”, tal como lo pronuncian los thailandeses.

El Wat Phra Ram y el Wat Chaiwatthanaram tenían altas torres de ladrillo rojizo, con escalinatas. Tenían influencias Khmer, que recordaban a los templos de Camboya. 


Leímos que la ciudad fue fundada en 1350 por el rey U-Thong, que la hizo capital del Reino de Ayutthaya, también llamado Siam. En el s. XVII la ciudad llegó a tener 400 templos y fue un importante puerto comercial. Comerciaban con madera de teca y de sándalo, azúcar, marfil, pieles, sedas, artesanía local, y artículos de Japón y China. Pero en 1767 la ciudad fue invadida y destruida por el ejército birmano. La ciudad nueva fue fundada a solo unos kilómetros al este de aquella, a unos 80 km al norte de Bangkok. 



En el interior del templo Wihan Phra Mongkhon Bophit, había un Buda de bronce sobre un pedestal. Lo visitaba un grupo de pequeños monjes de túnica naranja.

El Wat Phra Sri Sanphet fue el templo más importante y grande de Ayutthaya. Estaba ubicado en el complejo del viejo Palacio Real de la antigua capital, destruido por completo con la invasión birmana en 1767. Sirvió como inspiración para el Templo del Buda de Esmeralda de Bangkok. 

En su día albergó un enorme buda de oro de 16 metros de alto. Era el principal objeto de veneración dentro de la capilla real. Solo se restauraron los tres estupas budistas (chedis), uno de los iconos de Ayutthaya.




Entre los templos paseaban chicas jóvenes tailandesas visitando el recinto, vestidas con sus mejores galas. Algunos elefantes, adornados con telas de colores y con parasoles, ofrecían un paseo a los turistas.







Vimos un gran Buda Reclinado, blanco con túnica amarilla. Medía 37m de largo y 8m de altura. Sus pies eran enormes, desproporcionados. Al atardecer contemplamos la puesta de sol entre las torres doradas de los templos.






jueves, 26 de abril de 2018

EL TEMPLO DE LOS LEONES DE AYUTHAYA

 

Cogimos un tuk-tuk para ir al Wat Yai Chaya Mongkol, otro de los templos de Ayuthaya. tenía una Pagoda central y alrededor avenidas con 120 Budas alineados, y sentados en posición de loto sobre pedestales. Fue construido por órdenes del rey U Thong en el año 1357 para alojar los monjes que llegaron a Ayutthaya desde Sri Lanka, la antigua Ceilán. En el interior de una de las pagodas había un gran Buda de bronce reclinado. 

Cerca estaba el conocido como Templo de los Leones, rodeado por 13 leones en cada cara. Junto a ella una estructura en estado bastante ruinoso, de ladrillo rojo con columnas que parecían chimeneas. 




En los jardines había numerosas estatuas de gallos negros con cresta amarilla, parecidos a los de Portugal. Eran ofrendas de los fieles. Decía la leyenda que el príncipe de Birmania y el príncipe de Ayutthaya hicieron una apuesta en una pelea de gallos. El birmano quedó vencido y por eso se usan los gallos como símbolo. 







miércoles, 25 de abril de 2018

LAS CUATRO MIL ISLAS

El Archipiélago Si Phan Don en el río Mekong era un paraíso lacustre en Laos. Su nombre significaba las "cuatro mil islas". Las tres islas principales eran Don Khong, Don Khon y Don Det. Don Khong era la más grande, con 18km de largo y 8km de ancho.

Decidimos quedarnos en la más pequeña, Don Det. Nos alojamos en un coqueto bungalow de madera roja del Mama Leuah's Guesthouse, frente al rio Mekong. Estaba rodeado de verdor,  con hamacas en el poche.



Un sendero bordeado de plantas, palmeras y otros árboles, rodeaba la isla, paralelo al río Mekong. En la otra orilla veíamos la isla Don Khon con sus palafitos. Legamos al Puente Francés, que cruzaba a la otra isla y admiramos las vistas. Seguimos el camino hasta llegar a una playa arenosa idílica, era un tramo estrecho del río, donde la corriente eta menos fuerte, aunque arrastraba. Más abajo había unas cataratas. Tomamos ensalada de frutas y batidos de leche de coco y piña y nos refrescamos.



En las casas, tipo palafito, la gente charlaba a la puerta y hacían sus tareas. Algunos pescaban con cestas de mimbre, y los niños se bañaban y saltaban al agua desde las ramas de los árboles. Un ambiente de paz y tranquilidad reinaba en toda la isla.



Al día siguiente alquilamos bicicletas para recorrer la isla Don Khon y ver las cataratas.  Cruzamos el Puente Francés, de piedra y con varios arcos, y giramos a la izquierda. Las cataratas Khon Pa Soi  no eran las más grandes de la isla pero llevaban bastante agua. Había que atravesar un puente colgante sobre ellas, mientras veías la espuma blanca a tus pies entre los tablones de madera y oscilando al paso. Otros pequeños puentes accedían a otras zonas. En un recodo tranquilo del río nos dimos un baño refrescante.

Vimos búfalos tipo cebú, oscuros y con cornamenta importante, sumergidos en la orilla. En la calle principal de la isla Don Khon había restaurantes, comercios tipo colmado y una escuela. Los niños iban uniformados con camisas blancas y pantalones y faldas azules. Visitamos un templo budista entre jardines, que atravesamos con las bicicletas.






Llegamos a las cataratas Somphamit, también llamadas Li Phi, que significaba "trampa del espíritu". Era una zona extensa del río rodeada de vegetación; en toda su anchura había rocas que formaban rápidos y saltos de agua con espuma blanca y rumor de agua. Una noria aprovechaba la fuerza de la corriente. Recorrimos las cataratas de arriba abajo y nos dimos otro glorioso baño en el remanso de la playa Li Phi.






Al atardecer cogimos una barca para contemplar la puesta de sol. Fue un paseo de dos horas. Nos gustó navegar entre algunas de las cuatro mil islas de la zona. Algunas eran islotes rocosos de pura vegetación flotante. La mayoría estaban deshabitadas y en otras se veían los palafitos. Había más barcas de pescadores al atardecer, lanzando sus redes. Recordaremos los tres días pasados en las islas y los momentos que pasamos en la hamaca del porche viendo como fluía la corriente del Mekong y alguna barca de pescadores