jueves, 22 de agosto de 2024
LUANDA, EL INICIO DEL VIAJE ANGOLEÑO
viernes, 13 de marzo de 2020
EL CARNAVAL DE LA VEGA
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domingo, 28 de enero de 2018
EL MERCADO DE GANADO
lunes, 15 de enero de 2018
LAS DUNAS NARANJAS DE WAHIBA
sábado, 20 de mayo de 2017
LA COREA RURAL
Hahoe era una pequeña población tradicional con mucho encanto, junto al río Nakdong y entre arrozales, parcelas de viñas, maíz y chile verde. Estaba considerada Patrimonio de la Humanidad. Conservaba las casas centenarias llamadas minbak, de los tiempos de la dinastía Joseon, que se fundó en 1392. Nos alojamos en una de esas casas, con ventanas de papel de arroz y edredones apilados en el suelo de tarima a modo de colchón. Era el sistema llamado “ondol”.
Los muros eran de adobe arenoso con tejadillos negros y puertas de madera color miel oscura, que se abrían a patios llenos de arbustos y macetas de plantas. Algunas eran casas-museo, aunque sin apenas mobiliario. Visitamos la casa de un estudioso de Confucio, que exhibía libros con caligrafía coreana.
Paseamos totalmente solos por las
callejuelas del pueblo, atravesando huertos con aperos de campo y tinajas, y
corbertizos de paja entre los tejadillos orientales de tejas negras. El sol de
la mañana lo inundaba todo. En el centro del pueblo había un gran y nudoso árbol
de 600 años de antigüedad. La gente había atado a su alrededor papelitos
blancos con deseos escritos. También escribimos nuestros deseos en un fino
papel de arroz, entre ellos el deseo de seguir viajando y conociendo gentes y lugares.
Visitamos el Museo de Máscaras, coreanas y de todo el mundo: Indonesia, Thailandia, Papua, Filipinas, Islas del Pacífico, Venecia, India, indios de América del Norte, Sudamérica, África…Una exposición muy interesante y completa. En las tiendas turísticas del pueblo vendían máscaras tradicionales de recuerdo.
Al atardecer cruzamos el río Nakdong con una pequeña barca y vimos las Escuelas Confucianas, un conjunto de pabellones. En la orilla opuesta había un peñasco escarpado al que subimos. Desde arriba se contemplaban las bonitas vistas del pueblo. Era fácil imaginar la vida en los pueblos coreanos en épocas antiguas.
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