martes, 6 de diciembre de 2022
EL LAGO DEL P.N. MORNE TROIS PITONS
martes, 2 de mayo de 2017
LOS ACANTILADOS DE LA ISLA DE YEYU
Un Ferry nos llevó desde la población de Wando a la isla de Yeyu, en un trayecto de tres horas. Yeyu era una isla volcánica, formada a partir de un derramamiento de lava. Era conocida por sus mujeres buceadoras, sus acantilados de basalto, el volcán Seogsan Ilcheon-bong, las cuevas de lava Mangjang-gul, y el Parque Hallasan, los dos últimos Patrimonio de la Humanidad.
Los acantilados de lava basáltica tenían un nombre complicado, Jusangjeollidae. Eran formaciones espectaculares, enmarcadas por pinos y flores amarillas junto al mar. Las columnas rectangulares se formaron al enfriarse y contraerse la lava al contacto con el mar. Se extendían a lo largo de 2km de costa y tenían entre 140.000 y 250.000 años de antigüedad. Las columnas eran poligonales y tenían cinco o seis lados.
Recorrimos las pasarelas contemplando los
acantilados desde diferentes ángulos. Eran un precioso ejército de columnas
entre aguas verdes y azuladas.
Alrededor, y esparcidas por toda la isla, había
algunas “piedras de abuelo”, estatuas de piedra negra fálicas con un
carácter protector. Decían que eran primos lejanos de los moai de la isla de
Pascua, en pequeño.
Las cuevas de lava Manjang-gul eran
grandes túneles de 7,3km de longitud, aunque sólo podían recorrerse 1km. La
entrada era una gran boca y la altura variaba entre 2m y 23m en la gran Allí
vivían murciélagos, arañas y otras especies. Las rocas estaban húmedas y
formaban estalactitas y estalagmitas. Los niveles de lava se marcaban en la
pared con diferentes colores por los carbonatos de su composición, acanalando
la roca. Al final de la cueva había un gran pilar de 7,6m de altura. Leímos que
en la isla de Yeyu había 160 túneles de lava.
Otra curiosidad de la isla eran las mujeres buceadoras, que aprendieron a bucear a pulmón libre. Como el arroz no crecía en la isla y cuando los hombres desaparecían durante semanas en los barcos de pesca, las mujeres se dedicaron a pescar entre las rocas. La edad media era de 65 años, incluso algunas con 80 años, aunque cada vez quedaban menos. Una muestra de adaptación y del carácter del pueblo coreano.
© Copyright 2021 Nuria Millet Gallego
sábado, 21 de enero de 2017
LAS SALINAS DEL LAGO ASSAL
martes, 2 de diciembre de 2014
PLAYAS DE NICARAGUA
VOLCANES DESPIERTOS Y SEÑALES
PINTURAS NICARAGÜENSES
martes, 26 de abril de 2011
VOLCÁN EL ARENAL
Desde Monteverde fuimos a la Laguna Arenal, donde cogimos una barca hasta el pueblo La Fortuna. En la laguna podía verse al fondo el cono perfecto del Volcán Arenal, muy puntiagudo. Cruzamos la laguna de aguas tranquilas y limpias. En la orilla encontramos una garza blanca, dándonos la bienvenida. Nos dijeron que la garza se llamaba Samantha Carolina.
El volcán se distinguía al fondo de todas las calles del pueblo, una mole de presencia imponente. Dimos un paseo a caballo hasta la Catarata La Fortuna. Mi caballo se llamaba Tito. Nos dieron un casco, y nos enseñaron a jalarlo (frenarlo) y coger las riendas para dirigirlo. Si el caballo bajaba por desniveles, debíamos inclinar el cuerpo hacia atrás. Lecciones básicas. Con una mano cogíamos las riendas y con la otra nos agarrábamos a la silla de montar. En el camino cruzamos un par de riachuelos. El volcán vigilaba nuestro camino.
Al cabo de un rato
llegamos a la Catarata La Fortuna. A lo lejos se distinguía la
catarata entre la espesura. Bajamos bastantes escaleras, cruzamos un río por un
puente colgante y nos encontramos frente a la catarata de 70m de altura,
entre helechos y entorno selvático. El chorro caía espumoso y con fuerza en una
poza de aguas verdes. Nos bañamos en las aguas frescas, que aliviaron el calor
del camino. En el camino de regreso el caballo se volvió más díscolo y trotón,
tal vez por las ganas de llegar al establo.
Visitamos el Santuario
de plantas y mariposas. Había orquídeas, aves del paraíso y otras flores. En un recinto
cerrado estaban las mariposas, que solo dejaban de revolotear para probar el néctar dulce de los trozos de piña madura. En el camino de regreso el caballo
se volvió más díscolo y trotón, tal vez por las ganas de llegar al establo.
Al día siguiente
hicimos una caminata para acercarnos lo más posible al volcán, todo lo que
estaba permitido. En Costa Rica había más de 300 volcanes. El volcán El
Arenal tenía 4000 años de antigüedad y en ese periodo había erupcionado diez
veces, la última en 1990. Antes estaban permitidas las excursiones por la
ladera y se veía la lava. Pero fallecieron dos personas y un guía por las
emanaciones tóxicas, y se prohibió. Se veían fumarolas en el lateral derecho.
Caminamos por la jungla entre raíces de árboles y hojarasca, subimos tramos muy empinados. El ambiente era muy húmedo y bochornoso. Llegamos a un mirador con el imponente volcán frente a nosotros. Se distinguían la formación de piedras de lava que se acumulaban hasta que algún día cayeran en avalancha, como un alud de nieve. La ladera del volcán era una mezcla de cenizas y grupos de árboles verdes. Para volver seguimos el cauce de un río seco lleno de piedras de lava y cenizas. Se hizo de noche y sacamos las linternas. La caminata fue de dos horas y nos ganamos la cena.