Durante la Edad
Media los habitantes de la zona decidieron aprovechar la fuerza de los Lagos
de Pliva y construyeron molinos de madera, para moler trigo. Con el
tiempo dejaron de utilizarse y hoy en día eran un atractivo turístico.
Se conservaba un
grupo de unos veinte pequeños molinos, ubicado en la parte que separaba el Malo
Plivska (Lago Pequeño) del Veliko Plivska (Lago Grande).
Los molinos estaban
conectados entre sí por unas pasarelas y puentes de madera sobre el río y
los saltos de agua. Tenían tejados triangulares y bajo los pilotes se conservaba
alguna rueda de noria cubierta de musgo verde. Eran muy fotogénicos y
correteamos como niños por las pasarelas buscando nuevos ángulos para verlos y
fotografiarlos.
Luego paseamos por las orillas de los lagos, entre
montañas y bosques, admirando los reflejos. Había una zona como un estanque
grande de aguas verdosas y calmas, con algunos juncos, ideal para bañarse.
En las Cascadas
de Jajce las aguas del río Pliva se precipitaban desde una altura de 17m
para unirse al río Vrbas, creando un salto espectacular y de gran anchura. El
entorno era muy verde y el agua bajaba con fuerza, espumosa. Leímos que antes
las cascadas tuvieron 30m de altura, pero durante la Guerra de Bosnia una
crecida del río provocó un desprendimiento y la redujo casi a la mitad. También
lo atribuían a los daños causados por la presa que alimentaba a la Planta
Hidroeléctrica, a 4km; o por causa de un terremoto. De todos modos, era un paisaje
muy bello.
Las contemplamos
desde el Mirador de las Cascadas. Bajamos a una plataforma circular, donde
te empapabas de las microgotas de la cascada, como un spray. Luego fuimos a otro
Mirador del Pabellón, en la parte de enfrente, con vistas de las cascadas
y el pueblo de Jajce sobre ellas. Un paisaje precioso.
Nos alojamos en Jajce,
una bonita población con un casco antiguo amurallado y un Fuerte. Fue fundada a
finales del s.XIV por un señor feudal, y cuando murió en 1416 se convirtió en
la capital del Reino de Bosnia.
Otro día fuimos a las
Cascadas e Kravice, más cerca de Mostar. Decían que no eran tan famosas
como las de Plitvice en Croacia, pero que eran uno de los lugares más visitados
de Bosnia. Eran un conjunto de lagunas y cataratas de 25m de altura, que
caían formando un lago en un anfiteatro natural. Nos impresionó el frontal de
las cascadas. Además, los chorros caían entre grandes rocas recubiertas de
musgo verde y vegetación. Había una laguna donde bañarse, miradores y pasarelas
de madera que recorrimos buscando distintos ángulos. Nos instalamos en una de las
terrazas y contemplamos la belleza de las cascadas. Bosnia tenía una
naturaleza espectacular.