viernes, 28 de noviembre de 2025

IRAK: SULEIMANIYAH

Suleimaniyah es otra de las ciudades del Kurdistán Iraquí, a 190km de Erbil. Llegamos en un taxi compartido. Suleimaniya (también llamada Slemani o Suli) fue fundada en 1781 por el príncipe Ibrahim Pasha, que la bautizó en honor a su padre Suleiman Pasha. Trasladó aquí la capital del Emirato de Baban, uno de los reinos kurdos que existían al este del Imperio Otomano entre los s. XVI-XIX.

Al llegar vimos una ciudad moderna y extensa, con muchos rascacielos, a los pies de la Montaña Zawa. Pero quisimos alojamos en la parte antigua, en el Khan Saray Hotel, junto al Bazar, con callejuelas repletas de tiendas y de gente. Una muchedumbre incesante.

Visitamos el Kurdistan Heritage Museum o está ubicado en una bonita casa de dos plantas, con balconada y vidrieras de colores. Es un museo etnográfico sobre la cultura del Kurdistán. Tiene varias habitaciones con alfombras, baúles, edredones amontonados sobre los armarios, cojines, teteras, samovares, vestidos, coranes en atriles, recipientes de latón y cobre, y todo tipo de objetos habituales en una casa kurda. Hasta una radio y un teléfono antiguo de marfil con marcador. Nos gustó, muy interesante.







Se ven algunas antiguas panaderías con hornos de barro de pan, donde amasan y hornean el khuba, pan tradicional iraquí, redondo y plano.




Visitamos la Gran Mezquita de Suleimaniyah, del s. XVIII. Tiene dos cúpulas azul turquesa, dos minaretes y un patio rodeado de arcos. Entramos en el patio y encontramos una multitud rezando al aire libre, con música de tambores y junto a una bandera iraquí. 



Nos descalzamos, me pongo un pañuelo que me prestan y entramos en el Mausoleo, bajo la cúpula azul esmaltada. Allí está la tumba de un santón, en una estructura con rejas plateadas y adornos dorados, cubierta con una tela. Es parecida a las tumbas que hemos visto en Kerbala, Nayaf y Kufa. 





Visitamos la Prisión-Museo Amna Suraka es conocido como la Cárcel Roja. Era el cuartel general del Mukhabarat, el temido Servicio de Inteligencia Iraquí. El edificio es bastante tétrico, deteriorado y con la piedra casi carcomida, rodeado de un muro con concertinas y vigilado por soldados. 

En el exterior se exhiben viejos tanques. La entrada es gratuita. Entramos a varios edificios memoriales, donde se exhiben fotos de víctimas y combatientes. Hay carteles que informan sobre los luchadores Peshmergas, héroes nacionales, combatientes nacionalistas contra el gobierno. Los comparan a los partisanos. También hay muchas mujeres jóvenes Peshmergas, se muestran sus fotos portando armas y contentas de luchar por su pueblo. También se exhiben ropa y objetos personales de los Peshmerga: radios, máquinas de escribir de los periodistas (destrozadas), teléfonos, mantas, identificaciones, botas llenas de barro, fusiles y ametralladoras.




Durante la guerra entre Irak e Irán, los kurdos aprovecharon la situación para volver a enfrentarse con el gobierno central reclamando un estado propio independiente, colaborando con los iraníes. En 1986 Saddam Hussein frustrado por no haber podido ganar la guerra decidió erradicar el problema kurdo de forma drástica. Puso en marcha una campaña militar llamada Al-Anfal, dirigida por su primo Ali Hassan al-Majid, en la se cometieron todo tipo de atrocidades contra la población civil: ataques con armas químicas, ejecuciones masivas y pueblos enteros arrasados. Fue un genocidio que provocó 100.000 muertes en 3 años.

Hasta que en 1991 las tropas kurdas asaltaron la prisión Amna Suraka y liberaron a los presos supervivientes, con motivo de la Primera Guerra del Golfo. Era todo muy reciente. Entramos en la zona de celdas de reducidas dimensiones, donde se acumulaban hasta 40 o 50 personas. Hay mantas raídas en el suelo y graffits de los presos, traducidos al inglés en carteles. Leo un graffiti de uno de los presos de 15 años, que se despide de sus padres. Vemos también salas de tortura y las celdas de mujeres y niños, a los que obligaban a confesar cosas que no habían hecho. 


Hay una sección dedicada al ISIS (Islamic State of Iraq and Syria), con fotos impactantes en las que se ve a integrantes decapitando prisioneros con sables. Y otra sección dedicada al proceso de desminado, se ven varias minas semienterradas, que provocaron tantas víctimas y mutilaciones. Se ven fotos del éxodo y los campos de refugiados que huyeron del terror. Una visita ilustrativa de la crueldad humana, lúgubre y triste, y un museo necesario para recordar.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

PUEBLOS DEL KURDISTÁN IRAQUÍ: AKRE, AMADIYAH Y ALQOSH



El Kurdistán Iraquí tiene bonitos pueblos, interesantes para conocer. Desde Duhok visitamos Akre, Amadiyah y Alqosh. Akre es uno de los pueblos más bonitos del Kurdistán iraquí, rodeado de montañas ocres, con casas escalonadas en la ladera. Fue fundado por los otomanos a finales del s. XIX, aunque hay restos arqueológicos que indican un pasado más remoto, con una ciudadela. Fue un lugar multicultural con comunidades kurdas, cristianas y judías conviviendo en paz. En la actualidad los kurdos son mayoría, por el gran número de inmigrantes que llegaron huyendo de la guerra de Siria o procedentes de Mosul. De hecho, vemos un campo de refugiados sirios ubicado en el Castillo.

Paseamos por sus calles y vemos una casa pintada de colores, con mucha imaginación. Leemos que hay casas otomanas, pero no destacan demasiado. Visitamos la Gran Mezquita de Akre y nos impresiona lo bonita que es. Tiene un patio con un pabellón central con cúpula dorada y minarete. El patio es rectangular con 32 arcos; 8 arcos en el lado largo y 4 arcos en el lado corto. El interior es más bonito todavía, con pinturas y dibujos geométricos en techos y paredes, con tonos naranjas y verdes, y una gran lámpara circular central.  




Otro día vamos a Amadiyah, una pequeña población de unos 6000 habitantes, situada sobre una meseta ovalada de 450m de altura. Está a solo 17km de la frontera con Turquía. Vemos las casas sobre la cresta de la meseta y nos recuerda a Castellfollit de la Roca. En el pasado solo se podía acceder a Amadiyah por unas escaleras talladas en la roca. Se fundó en el s. XII y fue la sede de los Magi, los sumos sacerdotes del Imperio Medo. Y según la Biblia tres de ellos fueron los famosos Reyes Magos, que viajaron a Belén para conocer al recién nacido Jesús.



Paseamos por Amadiyah y vemos a los abuelos tomando sus tés al sol en los cafés. Vemos un Templo Zoroastrano, con una tablilla de piedra labrada en el interior, y una de las antiguas puertas de la muralla de la ciudad, la Puerta Bahdinan, también llamada Puerta de Mosul. Es grande, de piedra labrada con cenefas geométricas o símbolos, y figuras de animales poco definidas. Una escalera de piedra baja al barranco, y en la pared de roca hay tres nichos con relieves de guerreros muy desgastados. Hubo otra puerta, destruida por los bombardeos.





La Mezquita medieval de Amadiyah es del s. XV, con un alto minarete de piedra anaranjada y 33m de altura. Un abuelo vestido con turbante, fajín y pantalones anchos, nos abre la Mezquita. Es un poco laberíntica, a tres niveles y con arcos irregulares de piedra blancos. La parte baja parece una cueva. El abuelo nos muestra el mihrab (la zona donde se dirige la oración) y reza un poco. Nos fotografiamos con él y le agradecemos que nos abriera. Al irnos me regaló unas margaritas.





Visitamos la Fábrica de Tahine de Anadiyah. El paisaje hasta llegar es bonito, con arboleda de hojas amarillas verdes y anaranjadas. Está junto al río Rubar cruzado por un puente de piedra de dos arcos, del s. XVI. El tahine es la pasta que elaboran con las semillas de sésamo tostadas y molidas. Se añade al hummus y es utilizado en la gastronomía de Oriente Medio, Norte de África, Grecia y Turquía. 

Primero ponen los sacos de semillas en remojo. Pasamos a una sala con dos hornos de leña, donde introducen las semillas de sésamo y las tuestan. Vemos las pilas de leña fuera de la casa. En otra sala las tamizan. La fábrica es conocida por su producción artesanal con métodos tradicionales. La población lleva 500 años produciendo tahine, y en la actualidad exporta a Europa y Estados Unidos. Las semillas son cultivada en la zona y se elabora el tahine sin fertilizantes químicos ni conservantes. 




En el pueblo de Alqosh visitamos el Monasterio Rabban Hormizd. El soldado guardián no nos quería dejar pasar, pero insistimos y se ablanda. El monasterio está colgado en la pared de roca, con muros, torreones y ventanucos. Fue fundado en el s. VII por el monje Rabban Hormizd ("rabban" significa monje en asirio). Se convirtió en un importante centro de la Iglesia de Oriente, conocida como Nestoriana, que se había escindido de la Iglesia Católica 200 años antes por discrepancias sobre la figura de Cristo.

Entre los s. XVI y XIX fue las sede de los Patriarcas de esta rama, hasta que desapareció y fue sustituida por la Iglesia Católica Caldea. A lo largo del tiempo sufrió numerosos ataques kurdos, que destruyeron su Biblioteca y la mayoría de obras de arte. Quedó abandonado hasta que en 1859 se decidió construir otro monasterio en las afueras de Alqosh. Nosotros visitamos el antiguo restaurado.







lunes, 24 de noviembre de 2025

IRAK: EL TEMPLO YAZIDÍ DE LALISH

De Mosul a Duhok, en el Kurdistán iraquí, hay 75km que recorrimos en taxi compartido. Nos alojamos en la ciudad y desde allí fuimos a visitar el Templo de Lalish, a 52km. Al llegar nos descalzamos y pisamos con calcetines las frías  piedras. 

El Templo de Lalish es el lugar más sagrado para la minoría yazidí en Oriente Medio. Muchos consideran que la religión yazidí es la más antigua del mundo y la primera monoteísta. Sus creencias provienen del zoroastrismo, el paganismo, el cristianismo y el Islam. 



Encontramos un complejo de templos con cúpulas de forma cónica estriada, sobre mausoleos. Alrededor hay  escaleras, cuevas y terrazas a diferentes niveles. Subimos escaleras y entramos en algunas capillas oscuras con paredes de roca. Contamos seis pináculos estriados de diferentes tamaños, en terrazas a distintos niveles. Una construcción peculiar.



Vemos algunos peregrinos yazidís. Lalish es un importante sitio de peregrinación, al que hay que venir al menos una vez en la vida. Las mujeres llevan pañuelos blancos en la cabeza, los hombres  llevan turbantes y rosarios en la mano. Un joven, que trabaja en Alemania, va acompañado de sus padres mayores y hablamos con él. Sus hermanas viven en Irak con los padres. 

Los yazidís han sido una minoría perseguida durante siglos. Los integristas del ISIS mataron a más de 5000 yazidíes, y secuestraron a más de 10.000 mujeres y niñas para ser vendidas como esclavas sexuales. Muchos yazidíes fueron obligados a convertirse al Islam para sobrevivir. Huyeron de los pueblos, refugiándose en las montañas, el ejército kurdo de los Peshmergas, que luchó contra el ISIS, los protegió. Muchos se desplazaron a Siria o en el Kurdistán turco. Fue una época oscura y dolorosa. La ONU lo consideró un intento de genocidio. En la actualidad muchos han regresado a sus aldeas y la comunidad se está recuperando.



Visitamos un Mausoleo con dos cuevas sucesivas, donde está la tumba de un santón. La entrada está adornada con una serpiente de piedra negra sobre la puerta. El interior tiene las piedras negruzcas por los fuegos que ardían en el pasado; no había fuegos cuando entramos. 




Sobre las puertas y en los muros hay varias figuras labradas en la piedra: una estrella de doce puntas  un bastón, una jarra, una serpiente y dos pavos reales. El angel pavo real representa la belleza y sabiduría. Es llamado Malek Taus, y es la figura divina principal que gobierna el universo con otros seis ángeles, todos subordinados al dios supremo. 




Entramos en el Santuario principal, el Mausoleo del Sheik Adi ibn Musafir, un místico sufí del s. XII que enseñó los preceptos religiosos del yazidismo. Atravesamos una puerta de piedra con un relieve lateral de una serpiente negra, que según la leyenda, tapó un agujero del arca de Noé, y salvó así a la humanidad de ahogarse en el diluvio. Los fieles besan el escalón de entrada al santuario, y no se puede pisar para no mancillarlo. La tumba data del año 500 a.C y está en el recinto con dos cuevas sucesivas.



En el interior las columnas están envueltas en cintas de seda de siete colores, que representan los siete arcángeles. En otra sala inferior hay vasijas negruzcas que almacenaban el aceite del encendido de las antorchas, y un chico joven sentado ante un fuego sagrado. Todo el recinto con sus templos y tumbas cónicas, nos pareció un lugar especial, lleno de espiritualidad.