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lunes, 17 de noviembre de 2025

IRAK: LA MÍTICA BABILONIA

La mítica ciudad de Babilonia fue una de las ciudades antiguas de Mesopotamia, centro de cultura y poder. Es Patrimonio de la Humanidad desde 1983. Entramos por la imponente Puerta de Ishtar, construida en el s. VI d.C. De color azul intenso con cenefas florales y geométricas, y figuras de quimeras y toros astados. Las quimeras son animales mitológicos con los atributos de un león (el símbolo de Ishtar), un águila y una serpiente.

La Puerta es una réplica de la original, que se encuentra en el Museo de Pérgamo de Berlín. La original tiene la parte superior decorada con paneles de ladrillo vidriado. Pero fueron desmantelados y trasladados en miles de piezas a Alemania después de la I Guerra Mundial. La Puerta que vemos con las representaciones en relieve de los animales es bastante naīf.


Al entrar encontramos un recinto amurallado con el Museo, que veremos al final, y murales que representaban la antigua Sumeria: un león y la figura del Nabucodonosor II, rey de Babilonia.



Continuamos por el Camino Procesional, 900 m. La calzada original se construyó con losas de piedra recubiertas de betún. Una parte está bastante deteriorada.

La ciudad está amurallada y han restaurado perfectamente los muros, rematados por almenas escalonadas. Saddam Hussein reconstruyó las murallas y era tan megalómano que los ladrillos tenían su nombre con escritura cuneiforme. Quiso dejar su huella histórica y la dejó, pero de otra forma.


Vemos el Palacio de Nabucodonosor II, rey de Babilonia (abreviado Nabu). Quedan los grandes espacios de lo que fueron salones y patios, y las puertas en arco. Caminamos por las pasarelas y vemos los Templos de Sargón y el Templo Ninmah, dedicado a la diosa madre.



Siguiendo otra pasarela encontramos el León de Babilonia, el símbolo más emblemático de Irak. Esta esculpido en basalto y representado a horcajadas sobre un cautivo. Tiene marcas en el lomo de una especie de silla de montar; el cautivo no pudo domar al león. Las formas de la piedra están desgastadas, expuesto a la erosión de la intemperie, pero todavía se distingue.



En la última excavación en la década de 1980 se descubrió una gran biblioteca con documentos y otros artefactos. Todavía se ven zonas de piedras acumuladas, restos de edificios derruidos. Hay un hueco donde dicen que estuvo la mítica Torre de Babel. Y hay teorías que indican que este fue el lugar de los legendarios Jardines Colgantes de Babilonia.





Sobre un montículo está el famoso Palacio de Saddam Hussein, rodeado de palmeras y con vistas al río. Se construyó con los mejores materiales, con suelos de mármol y techos de madera artesonados. Lo vandalizaron tras ser derrocado y lo estaban restaurando.


Por último visitamos el Museo con algunas estatuillas sumerias y un muro original de ladrillo con un león pintado con colores ocres y amarillentos. También hay representaciones de la mítica Torre de Babel, en espiral ascendente.




Fuera de las murallas visitamos el Teatro de Babilonia, un bonito anfiteatro semicircular con sus gradas. Está restaurado y tenemos la suerte de encontrar una celebración de graduados universitarios. 

Hay cientos de estudiantes con sus familias, música y ambiente festivo. Algunas chicas modernas y guapas llevaban el cabello al descubierto, y eso es una excepción por lo que hemos visto en Irak hasta el momento, porque incluso otras chicas modernas se cubren con hiyabs, el pañuelo islámico, de colores suaves. Bromean y se dejan fotografiar. Los estudiantes como ellos son el futuro de Irak.


viernes, 1 de noviembre de 2024

LAS RUINAS ROMANAS DE JERASH

Desde Amán fuimos a la ciudad de Jerash (o Gerasa), a 50km. Era conocida por sus ruinas romanas, el yacimiento arqueológico más grande e interesante del país. 

Entramos al recinto por el imponente Arco de Adriano, de 13m de altura, originalmente tuvo el doble de altura. Se construyó en honor a la visita del emperador. Los muros de piedra eran de color dorado, con columnas, tres puertas arqueadas y dos ventanas superiores. Las columnas tenían capiteles labrados con hojas de acanto.


Al traspasar el arco encontramos el Hipódromo, una gran explanada rodeada por las puertas de entrada. Allí se celebraban carreras de cuádrigas y competiciones de atletismo en el pasado y en la actualidad. Tenía dimensiones de 265m por 50m, y capacidad para 15.000 espectadores.

Cerca estaba la gran Plaza Oval o Foro, con 56 esbeltas columnas jónicas. Resultaba espectacular por sus grandes dimensiones.



Había dos teatros, el Teatros Norte y el Sur, con sus gradas semicirculares. Familias con niños se sentaban por allí, y algunos se animaban a cantar en el escenario.

El Teatro Norte tenía capacidad para 2000 espectadores, y el Teatro Sur para 5000 espectadores. Nos gustó más el Teatro Sur por sus construcciones de piedra tras el escenario. En los muros tenían figuras talladas en la piedra, un músico tocando la lira, o una bailarina.



Paseamos por el Cardux Maximus, una columnata de 800m de largo, espectacular. Antaño fueron 500 columnas a distintas alturas formando parte de las fachadas de los edificios. Aún quedaban cientos de ellas, y muchos capiteles caídos en el suelo, con la piedra labrada con motivos florales y geométricos.

El Cardux Maximun era la calle principal, junto con el Decumanus Sur. Eran calles perpendiculares y en su intersección se erigía el Tetrapilo Sur, una estructura de cuatro pilares. Desde la colina había vistas de la ciudad nueva con sus edificios escalonados.




Entramos en los recintos de las viviendas semiderruidas, con mas columnas. Y vimos algún suelo de mosaicos geométricos. Fue una de las 10 ciudades romanas más importantes, que llegó a tener 20.000 habitantes. Pero a partir del s. VI cambiaron las rutas comerciales, empezó su declive y posteriormente fue destruida por un terremoto en el s. VIII. 



En el Cardux Maximun estaba el Ninfeo, un edificio de dos plantas muy labrado y decorado con losas de mármol. Era una fuente ornamental con columnas corintias, dedicada a las ninfas acuáticas. En el pasado el agua caía en cascada en un estanque de granito rosa que todavía se conservaba. Fue la estructura que más nos gustó. 

En la parte alta estaba el Templo de Artemisa, la diosa de la caza y la fertilidad. Conservaba 11 columnas corintias delicadamente talladas. Estaba revestido de mármol y en su tiempo unas estatuas de Artemisa adornaban las hornacinas. Era un templo pagano y el edicto de Teodosio lo desmanteló.

También era bonito el Templo de Zeus, dedicado a sacrificios sagrados. Además vimos los baños, la Catedral, la Mezquita y ruinas de Iglesias de San Teodoro, San Jorge, San Bautista, San Cosme y Damián (los médicos dedicados al cuidado de los pobres).



Vimos las otras puertas de piedra con arcos de la ciudadela. Llegamos hasta la Puerta Sur, una de las cuatro entradas a las murallas de la ciudad, de 3m de anchura y 3,5km de largo. Debió ser espectacular en su época de esplendor; lo seguía siendo.

Estuvimos varias horas viendo el recinto. El día estaba caluroso y tomamos zumos de granada. Salimos admirados y abrumados por la belleza de las ruinas de Jerash. Leímos que no estaba declarada Patrimonio de la Humanidad porque consideraban que había demasiadas ciudades romanas patrimonio...pero sin duda lo merecía.


martes, 29 de junio de 2021

EL PELOPONESO

La Península del Peloponeso en Grecia estaba unida al continente por el istmo de Corinto. Su nombre derivaba del héroe mitológico griego Pélope que conquistó la región. Desde Atenas contratamos un tour de un día por Corinto, Micenas, Navplio y Epidauro. La primera parada fue en el Estrecho de Corinto, un canal artificial que unía el Golfo de Corinto con el Mar Egeo, permitiendo el comercio marítimo.

Lo construyó a finales del s. XIX un ingeniero húngaro, Iván Turr, bajo el proyecto de Ferdinand de Lesseps. Tenía 6,3km de longitud y solo 21m de anchura. Se inauguró en 1893 y permitía evitar el rodeo de 400km por la Península del Peloponeso. Se veían altas paredes de roca arenisca y una estrecha franja de azul, cruzada por un puente alto. Leímos que cada año pasaban 11.000 barcos, aunque muchos eran turísticos. 

Después fuimos al Anfiteatro de Epidauro, construido en honor al dios-médico Asklipio en el s. IV a.C. Era el modelo de numerosos teatros griegos y el más icónico. Tenía capacidad para 12.000 espectadores y 32 filas de gradas. Era el más grande que habíamos visto, más que el de Herodes Ático en la Acrópolis de Atenas. Decían que su acústica era excepcional. Lo probamos dando palmadas.

Seguimos visitando el yacimiento arqueológico de la Acrópolis de Micenas, declarada Patrimonio de la Humanidad. Según la mitología griega, Micenas era el reino del héroe homérico Agamenón, que luchó en la guerra de Troya para recuperar a Helena. Homero la describió como una ciudad rica en oro.

Se entraba por la Puerta de los Leones, con dos leones subiendo a una columna, en el dintel. Los leones tallados en la piedra estaban desgastados, pero podía imaginarse la impresión en la antigüedad al atravesar la puerta para entrar en la ciudadela. La puerta pesaba doce toneladas. De la Acrópolis quedaban los llamados Muros Ciclópeos, grandes piedras que formaron una fortificación en ruinas, una cisterna, muretes y estructuras semicirculares.




Había varias tumbas. Nos impresionó la Tumba de Atreo, llamada el Tesoro. Atreo fue rey de Micenas. Un amplio pasadizo con murallas llevaba hasta la cámara funeraria, y el interior era un alto recinto circular. La puerta tenía encima una ventana triangular abierta en la piedra, por la que entraba la luz. Allí se encontró la máscara de oro macizo que cubría la cara del finado, y que se exhibía en el Museo Arqueológico de Atenas.