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martes, 29 de junio de 2021

EL PELOPONESO

La Península del Peloponeso en Grecia estaba unida al continente por el istmo de Corinto. Su nombre derivaba del héroe mitológico griego Pélope que conquistó la región. Desde Atenas contratamos un tour de un día por Corinto, Micenas, Navplio y Epidauro. La primera parada fue en el Estrecho de Corinto, un canal artificial que unía el Golfo de Corinto con el Mar Egeo, permitiendo el comercio marítimo.

Lo construyó a finales del s. XIX un ingeniero húngaro, Iván Turr, bajo el proyecto de Ferdinand de Lesseps. Tenía 6,3km de longitud y solo 21m de anchura. Se inauguró en 1893 y permitía evitar el rodeo de 400km por la Península del Peloponeso. Se veían altas paredes de roca arenisca y una estrecha franja de azul, cruzada por un puente alto. Leímos que cada año pasaban 11.000 barcos, aunque muchos eran turísticos. 

Después fuimos al Anfiteatro de Epidauro, construido en honor al dios-médico Asklipio en el s. IV a.C. Era el modelo de numerosos teatros griegos y el más icónico. Tenía capacidad para 12.000 espectadores y 32 filas de gradas. Era el más grande que habíamos visto, más que el de Herodes Ático en la Acrópolis de Atenas. Decían que su acústica era excepcional. Lo probamos dando palmadas.

Seguimos visitando el yacimiento arqueológico de la Acrópolis de Micenas, declarada Patrimonio de la Humanidad. Según la mitología griega, Micenas era el reino del héroe homérico Agamenón, que luchó en la guerra de Troya para recuperar a Helena. Homero la describió como una ciudad rica en oro.

Se entraba por la Puerta de los Leones, con dos leones subiendo a una columna, en el dintel. Los leones tallados en la piedra estaban desgastados, pero podía imaginarse la impresión en la antigüedad al atravesar la puerta para entrar en la ciudadela. La puerta pesaba doce toneladas. De la Acrópolis quedaban los llamados Muros Ciclópeos, grandes piedras que formaron una fortificación en ruinas, una cisterna, muretes y estructuras semicirculares.




Había varias tumbas. Nos impresionó la Tumba de Atreo, llamada el Tesoro. Atreo fue rey de Micenas. Un amplio pasadizo con murallas llevaba hasta la cámara funeraria, y el interior era un alto recinto circular. La puerta tenía encima una ventana triangular abierta en la piedra, por la que entraba la luz. Allí se encontró la máscara de oro macizo que cubría la cara del finado, y que se exhibía en el Museo Arqueológico de Atenas.




domingo, 19 de mayo de 2019

LAS RUINAS DE BUTRINT

Butrint era uno de los conjuntos monumentales y arqueológicos más importantes de Albania. Las ruinas de una ciudad griega del s. IV a.C. con teatros e iglesias paleocristianas, Se extendía por un agradable bosque, en el Parque Nacional Butrint frente a la isla de Corfú, y estaba declarado Patrimonio de la Humanidad.

A la entrada estaba la alta Torre Veneciana del s. XV-XVI. Siguiendo el camino estaba el Santuario del s. IV a.C. dedicado al dios Asclepio, hijo de Apolo, y dios de la Medicina. Quedaban columnas y muretes.



Después se encontraba el Teatro construido en el s. III a.C. adaptado al estilo romano posteriormente. Tenía la forma de anfiteatro clásico. Luego seguían las Termas Romanas, el Ágora epicentro civil y comercial de la ciudad, el Gimnasio, la Villa Romana transformada en el s. V en un edificio con un comedor de forma triangular, el Palacio Tricónquido, el Baptisterio del s. VI con columnas y el suelo de mosaicos, la fuente del s. II dedicada a las ninfas, la Gran Basílica, la Acrópolis. la Puertas del Lago y la Puerta del León, grabado en la piedra del dintel.




Las ruinas fueron descubiertas en 1997 por arqueólogos italianos. La ciudad estuvo habitada desde tiempos prehistóricos, fue una colonia griega, una ciudad romana con Julio César y un obispado. Fue abandonada al final de la Edad Media, después de que el área se volviese pantanosa e insalubre por la malaria. Se había excavado y desenterrado aproximadamente una quinta parte de la ciudad. 


El Castillo Veneciano de los s. XIV-XVI, fue reconstruido en 1930. En el castillo había un museo con restos arqueológicos, alfarería y fragmentos, monedas, esculturas de mármol y columnas. Fue una visita agradable, interesante y completa. Tras disfrutar de las ruinas regresamos a la playa de Ksamil, donde estábamos alojados y nos dimos un buen baño en el mar Jónico.



sábado, 26 de mayo de 2007

PLOVDIV

El Anfiteatro Romano estaba sobre una colina en Plovdiv. Había sido construido en tiempos del Emperador Trajano, en el s. II d.C. Tenía capacidad para unos 6000 espectadores, y celebraban representaciones y conciertos en mayo y junio. Tras el escenario se erigían varias estructuras con columnas y un par de estatuas, una de ellas decapitada. Nos sentamos en los escalones de mármol a la sombra, pues hacía mucho calor. 


Recorrimos las calles empedradas admirando las casas restauradas, pintadas de colores rojizos y ocres. Visitamos la casa de un rico mercader del s. XIX. La fachada estaba pintada de color granate, con ventanas de madera oscura. Las habitaciones eran muy espaciosas y repletas de mobiliario, para recibir muchos invitados. Otras csaas museo eran la Casa Indiana y la Casa Danov, que estaban cerradas.



Las ventanas estaban decoradas con adornos de escayola. En las paredes medianeras había murales pintados y encontramos muestras de arte callejero originales. Era una ciudad con encanto, llena de vida. Cenamos en una terraza de un patio ajardinado, entre flores, escuchando en directo música de piano y violín. 




Paseando por la calle Saborma encontramos la antigua Farmacia (Apoteka), que era un auténtico museo que reproducía el aspecto de una farmacia del s. XIX. Los tarros de cerámica estaban alineados en los estantes, y los cajones de madera rotulados en la parte inferior de la pared.




Desde Plovdiv visitamos el Monasterio Bachkovo, el segundo mayor de Bulgaria, después del Monasterio de Rila. Fue fundado en 1083, y reconstruido en el s. XVII. Vimos iconos, pinturas murales y deambulamos por el monasterio.

En el centro del patio estaba la Iglesia Sveta Bogoroditsa, de 1604. Los monjes ortodoxos vestían las largas túnicas negras, encendían velas y las colocaban en las mesas. Uno de los monjes tenía una melena leonina, rizada y canosa, y larga barba, con aspecto bohemio. Los cuidadores quitaban von rasquetas la cera de los suelos de mármol. Un grupo de  seis monjes iniciaron la oración cantando. Estuvimos un rato escuchándolos.