La isla de
Zanzíbar tenía playas de gran belleza, a cuál más bonita. Además de la
información de la guía de la Lonely Planet, teníamos recomendaciones de otros
viajeros y exploramos todo lo que pudimos. Pasamos una semana en la isla y
pudimos disfrutarla bien. Además, allí me sacaron el yeso del brazo, que llevé un mes desde el
accidente en el rafting de las Cataratas Victoria, y pude bañarme en las
preciosas playas.
Las playas del norte fueron nuestras preferidas en Zanzíbar, especialmente Nungwe. Llegamos temprano y la marea estaba baja. Cuando subió la marea se convirtió en una piscina natural de agua transparente y azul. El Océano Índico lucía en todo su esplendor. La arena era de un blanco cegador y había unas rocas con oquedades. El baño fue una delicia, disfrutamos todo el día de aquella playa. Vimos pasar los dhowns árabes con sus velas blancas desplegadas y las barcas de pesca con sus barqueros manejando pértigas. Comimos en la misma playa, bajo un cobertizo, un delicioso pescado asado con arroz y jugosa piña.
Otro día fuimos a las playas del este: Paje, Jambiani y Bwejuu. Dormimos en un bungalow del Palm Beach en Bwejuu. La playa nos encantó. Una ancha franja de altas palmeras la bordeaba. La arena era blanca y encontramos muchas conchas, caracolas y alguna estrella de mar. El agua tenía todas las tonalidades del azul al verde. Doscientos metros más allá de la orilla se veían las crestas blancas de las olas que rompían justo cuando se acaba el arrecife de corales.
Nos bañamos en las
transparentes aguas, y por la tarde andamos unas tres horas hacia la Laguna
Azul. Por el camino encontramos gente en bicicleta y hasta algún jeep corriendo
sobre la arena. Cuando se retiraba la marea algunos recogían algas y erizos.
Otro día lo pasamos en Jambiani. Las puestas de sol eran espectaculares.
Además, hicimos la
excursión del “Spice Tour” por las plantaciones, viendo vainilla
(una planta trepadora), clavo, canela en rama, anís (hojas de una planta),
genjibre, nuez moscada (que procede de un árbol), pimienta o cardamomo. También
recorrimos plantaciones de piñas, cocos, cacao, mandioca y café. Muy, muy ameno
e interesante. Unas playas y una isla bellísima, para recordar.