lunes, 13 de septiembre de 2021

BUDVA

 

Leímos en la guía que Budva era la ciudad más visitada de Montenegro. Llegamos en bus desde Kotor, en un trayecto de 40 minutos. El casco antiguo (Stari Grad) amurallado, era como un mini Dubrovnik junto al Adriático.

En la Puerta principal de las murallas podía verse el emblema de Venecia, el león alado de San Marcos. Gran parte del Stari Grad quedó destruido por los terremotos en 1979, pero fue reconstruido.




La Ciudadela era la Fortaleza junto al mar. Las playas estaban junto a sus muros, especialmente la playa Ricardova Glava, con restaurantes y bares con divanes. Una parte de la playa era privada. El lujo era bañarse con las murallas como telón de fondo.

Entramos en la Citadela que tenía una Biblioteca preciosa y grande. En otra sala mostraban maquetas de barco. Lo mejor eran las vistas con una isla verde frente a ella.



Las calles estrechas tenían encanto, con pavimento de mármol, casas de piedra y contraventanas pintadas de colores, arcos y plantas. Los bares y restaurantes eran muy coquetos y apetecía sentarse en muchos rincones. También se veían muchos gatos, como en Kotor. Paseamos por la Marina curioseando los enormes yates de lujo.







Cenamos en una de las terrazas. Pedimos pasta con calamares, gambas y pulpo, y el plato sorpresa fue un armazón de madera con lonchas de jamón ahumado colgadas de un cordel con pinzas, surtido de quesos croatas. No podía negarse que era original.




domingo, 12 de septiembre de 2021

KOTOR

 


La carretera que llevaba de Dubrovnik a Kotor era panorámica, entre las montañas y el mar Adriático. La entrada en la Bahía de Kotor fue espectacular. Era enorme, las laderas de las montañas caían al mar, y las casas se esparcían en las orillas.

Kotor era la capital de Montenegro. Entramos al casco antiguo por un puente sobre un foso de aguas verdes, lleno de peces. Después de instalarnos callejeamos, pasando por plazas con encanto, bonitos rincones con arcos adosados a las murallas y grandes baluartes. 




Visitamos la Catedral de San Trifon, obra maestra del románico. El interior era ortodoxo con iconos y lámparas de plata o incensarios colgantes. Entramos en algunas otras iglesias, con estatuas de mármol.

Vimos varios Palacios del s. XVIII, como el Palacio de la familia Pima o el Palacio Grubonja, donde estaba ubicado el Museo Marítimo. Cerca estaba la Torre del Reloj.

La ciudad era conocida por su numerosa población de gatos, los gatos campaban a sus anchas y dormitaban en cualquier rincón, mientras la gente les hacía fotos. Había incluso un museo de los gatos. Las tiendas ofrecían artesanía de gatos de cerámica en colores.






                





               

Al atardecer subimos a la Fortaleza de Kotor. Fue una subida épica, eran 1200m de ascensión con 1330 escalones de piedra bordeando la muralla. Las vistas eran magníficas, el pequeño casco antiguo se veía como un triángulo de tejados rojos, rodeados de murallas. Extramuros la ciudad nueva y la gran bahía. Precioso, parecía una maqueta.






sábado, 11 de septiembre de 2021

EL PARQUE NACIONAL MLJET

 

El catamarán de Korkula a la isla Mljet tardó solo media hora. Nos dejó en el puerto de Pomena. Allí compramos las entradas al parque combinadas con el ferry a la isla Santa Marija. El Parque Nacional Mljet tenía 54km2 de mar y tierra. Los lagos de agua salada Malo Jezaro (Lago Pequeño) y Veliko Jezero (Lago Grande) estaban conectados por un estrecho canal. El más grande desembocaba en el mar por el canal de Soline y ambos lagos estaban sujetos al flujo de las mareas. Nos bañamos en el canal, dejándonos arrastrar por la corriente de un lago a otro. Era un gustazo dejarse llevar, contemplando el paisaje de verdes montañas alrededor. 


Caminamos por un sendero forestal bonito, entre pinares y acompañados por el canto de las cigarras. Las aguas de los lagos eran transparentes, se veían peces nadando y las piedras del fondo. La tonalidad variaba del verde al azul intenso. Las ramas de los pinos enmarcaban las orillas de los lagos.


En medio del Veliko Jezero (Lago Grande) había una isla llamada Santa Marija con un Monasterio Benedictino del s. XII. Cogimos una barca, impulsada por energía solar y silenciosa, para llegar. Visitamos la Iglesia del Monasterio y nos dimos un baño glorioso después de rodear la isla y elegir un bonito tramo de la orilla. La verdad es que en todo el parque había preciosos rincones donde bañarse y disfrutar.