jueves, 10 de octubre de 1991

LAS CASCADAS KARFIGELA Y EL LAGO TENGRELA

Desde Bobo-Dioulasso fuimos a las Cascadas Karfigela en Banfora. Se formaban a lo largo de una franja del río Komoé. Estaban situadas a 12km de la ciudad de Banfora, en Burkina Faso, y a poca distancia de Mali. La altura de la caída era de unos 20m. Alrededor había vegetación, alguna palmera, y campos de caña de azúcar.

 

Cerca estaba el Lago Tengrela. Era conocido por sus hipopótamos considerados sagrados por los lugareños, ya que no atacaban a los seres humanos. Había una zona con nenúfares flotantes de blancas flores. Vimos cocodrilos a los que dieron de comer trozos de pollo. Navegamos el lago plácidamente en unas estrechas canoas y los hipopótamos y cocodrilos nos permitieron invadir su hábitat. 







Viaje y fotos realizadas en 1991


martes, 8 de octubre de 1991

EL ACCIDENTE DE BURKINA FASO

Tras visitar las Mezquitas de Bani en Burkina Faso íbamos en ruta por la sabana del Sahel africano y entonces sucedió. El Land-Rover volcó sobre el lado derecho y acabó boca arriba. Alguien dijo “apagar el motor!”. No recuerdo por donde salí, creo que por la ventana porque iba en el asiento trasero. Me encontré sentada en el suelo junto al coche volcado, sangrando por la cabeza, con un fuerte dolor en el hombro y bastante aturdida. Miré a mi alrededor y los demás estaban repartidos en el suelo, algunos tumbados y otros sangrando. Del depósito del vehículo salía gasoil a chorro.

Entonces apareció un Toyota con tres cooperantes y nos llevó hasta la enfermería más próxima, tardamos casi una hora en llegar. Fue allí cuando empezamos a bromear porque el cuadro era patético. Nos desinfectaron y suturaron las heridas, y salimos llenos de parches. Allí no podían hacer más, así que nos llevaron al hospital de Dori, para que nos viera un médico. Tardamos otra hora en llegar.

Una doctora nos examinó, confirmó la fractura de clavícula y nos colocaron un vendaje con cabestrillo. Pero en Dori no tenían aparato de Rx y para hacernos las radiografías tuvimos que ir a la capital, Ouagadugou. Diagnósticos del grupo: dos fracturas de clavícula, fractura nasal, heridas incisas y contusas con hematomas varios. Pensamos en como íbamos a continuar el viaje con las clavículas rotas y la cantidad de baches que había en las pistas del país. Hicimos una reunión plenaria y decidimos continuar el viaje. Fue una buena decisión. La ironía fue que el accidente sucedió cerca de una población llamada Gorom Gorom, que según nos dijeron, significa “ven y siéntate”, porque fue un importante cruce de caminos en el Sahel. Y vaya si nos sentamos...

Cuando fue el mecánico todo estaba lleno de gasoil y aceite. Pero el mecánico probó con un dedo lo que parecía aceite y dijo “Esto no es aceite, es miel”. Se había roto un tarro de miel que llevábamos. Durante varios días después de limpiar el coche seguirían cayendo gotitas de miel del techo, derretida por el calor. Fue el punto dulce de la historia. Con el tiempo lo recordamos como una anécdota y recordamos la belleza de los paisajes de Burkina Faso y sus gentes. Fue un gran viaje!



                      

Viaje y fotos realizados en 1991

martes, 1 de octubre de 1991

BANI Y SUS MEZQUITAS

En octubre de 1991 viajamos a Burkina Faso. Iniciamos la ruta desde la capital Ougadogou, también llamada Uagadugú. Acampamos en la aldea de Koupela, donde encontramos a uno de los jefes tocando el tambor con unos amigos. Los saludamos y nos sentamos con ellos en el suelo. Inmediatamente se formó un grupo de gente que nos rodeó. Nos dieron la mano y nos ofrecieron cerveza de mijo, que llamaban dolo, en un cuenco hecho de calabaza. Al día siguiente seguimos ruta hacia Bani. 

El pequeño pueblo de Bani, en la región del Sahel, estaba hecho de casas de adobe, barro y madera. Allí visitamos siete mequitas de adobe que construyó un santón con ayuda del pueblo en la década de los años 60. La Gran Mezquita, la primera que se construyó, era espectacular. En su fachada se apreciaban unas figuras, unas con los brazos hacia arriba, otras hacia abajo. Representaban las posiciones de los fieles musulmanes al rezar. Todas las Mezquitas eran muy bellas, doradas, tenían torres con ventanucos, cenefas y dibujos geométricos hechos con orificios en las paredes. Eran auténticas filigranas.



Como eran de barro cada año tenían que reparar los desperfectos causados por las escasas lluvias. las tormentas de arena y la erosión del sol y el viento. En algunas torres había estacas de madera para alcanzar la altura para poder repararlas. En otras zonas del pueblo vimos ladrillos de adobe secándose al sol.




Una peculiaridad era que las otras Mezquitas de alrededor estaban orientadas a la Gran Mezquita, en vez de estar orientadas a La Meca. Nos dijeron que el santón soñó que Dios le encomendaba construir una gran mezquita, y sin conocimientos arquitectónicos, con la ayuda de las gentes del pueblo lo hizo. Supimos que con los años habían construido un total de 9 mezquitas, dos mezquitas más que cuando viajamos en 1991. Tras visitar las Mezquitas de Bani tuvimos un accidente importante, pero esa es otra historia, Fue un viaje inolvidable.






sábado, 10 de noviembre de 1990

EL TEMPLO BUDISTA BOROBUDUR



En la isla de Java fuimos desde Jogyakarta a visitar Borobudur y Dieng Plateau. Borobudur era el monumento budista más grande del mundo, santuario y lugar de peregrinación budista. y una de las siete maravillas del mundo. Declarado Patrimonio de la Humanidad. 

Un templo exótico perdido en la jungla tropical entre palmeras y verde vegetación. En la segunda restauración el gobierno indonesio construyó un parque a su alrededor, que despejó el entorno. Borobudur significaba “en lo alto”. Visto desde arriba toma la forma de un mandala budista.​ Tenía seis terrazas cuadradas superpuestas, y tres terrazas circulares, con 504 estatuas de Buda y un montón de escaleras y pasadizos. 




El friso que rodeaba todo el templo tenía bajorrelieves en piedra que se extendían a lo largo de 6km. Representaban escenas de la vida de Buda. Toda la estructura estaba repleta de stupas budistas en forma de campana con estatuas de Buda en su interior, y una gran stupa central de 40m de diámetro. Desde allí arriba la vista era preciosa. Estuvimos sentados a la sombra de la gran stupa un buen rato y luego bajamos las escalerillas del templo.


El templo fue construido entre los años 750 y 850, y abandonado tras el siglo XIV con el ocaso de los reinos budistas e hindúes en Java, y la conversión de la población al Islam.​ La vegetación de la jungla cubrió las piedras hasta que fue redescubierto en 1814 por Thomas Stamford Raffles, gobernador británico de Java.



Después subimos hasta casi 3000m de altura, por una carretera llena de curvas, hasta llegar a Dieng Plateau. Eran un conjunto de templos de piedra, en cuyo interior había pequeñas estancias. Tenían estatuas de apsaras, las deidades femeninas de la mitología hindú, representadas como ninfas danzarinas con los senos desnudos. En 1984 hubo un terremoto en la zona. Con la altura hacía más fresquito y la vegetación era diferente, más parecida a un bosque europeo. Vimos un lago que parecía estar en los Pirineos, con aguas de un azul transparente increíble. 

Cerca del lago había una zona de geyseres, y se formaban pequeñas lagunas de agua hirviendo burbujeante. Despedían un fuerte olor a azufre, y por todas partes se veían humaredas que salían de la tierra. Indonesia era zona volcánica; los volcanes más activos, el Kelut y Merapi, estaban en la isla de Java, y sus erupciones había causado miles de muertos. Pero los volcanes también creaban bellos paisajes, con tierras fértiles, y permanecían largas temporadas dormidos.

 




Viaje y fotos realizados en 1990

domingo, 4 de noviembre de 1990

LAS TUMBAS TORAJAS


Las tumbas tradicionales de los indios torajas de Sulawesi en Indonesia estaban excavadas en las paredes verticales de piedra. Desde Rantepao fuimos hasta Lemo para poder verlas. En el acantilado de roca negra habían excavado una especie de balconcillos, donde colocaban las tallas de madera llamadas tau-tau, que representaban a los fallecidos, vestidos con sus ropas. Desde lejos daba la impresión de que eran personas. 






En un pueblo llamado Catequesu vimos un artesano que se dedicaba a tallar los tau-tau, las fiugras y bustos de madera para los ritos funerarios.



En algunas tumbas colgaban cuerdas para poder acceder a ellas. En Marante vimos más tumbas naturales, hechas aprovechando las grutas que formaban las rocas, con ataúdes de madera amontonados, y cruzamos un puente colgante. En las grutas las calaveras aparecían por todas partes, envueltas en telarañas. Las tumbas de los reyes y de los nobles tenían la forma típica de las casas torajas, pero en pequeño. 


A los niños pequeños que todavía no tenían la dentición completa, les preparaban las tumbas en el tronco de un árbol grande, para que su alma se encarnara en él y siguiera creciendo como un ser vivo. Parecían ventanitas abiertas en el tronco.


Tempus fugit

Viaje y fotos realizados en 1990