martes, 15 de agosto de 2017
LAS CASCADAS DE IVINDO
lunes, 18 de abril de 2016
P.N. TOPES DE COLLANTES, LAGUNAS Y CASCADAS
Desde Trinidad hicimos
una excursión al Parque Natural Topes de Collantes. Fuimos en un camión
ruso con Andrés, un simpático guía. Subimos carreteras de montaña atravesando la
Sierra de Escambray, con bosques de grandes árboles y palmeras. Paramos
en un mirador y contemplamos el verde paisaje.
El inicio de la
ruta a pie fue el sendero del río Melodioso del Parque Guanayara. Andrés
nos iba explicando curiosidades de las plantas. Por ejemplo, sobre las
bromelias, que vimos creciendo sobre troncos y hasta sobre cables eléctricos.
No entendíamos como podían obtener los nutrientes. La explicación era que las bromelias
eran plantas carnívoras y atrapaban a los insectos que se acercaban a
beber en sus hojas.
Vimos tocororos, el ave nacional de Cuba, de color rojo, blanco y azul, los colores de la bandera. El nombre de tocororo era una onomatopeya de su canto. Uno estaba junto a su nido y posó para la fotografía.
Llegamos a la Poza El Venado, un paraíso en el río Melodioso, rodeada de vegetación. Cruzamos puentes construidos con un solo tronco y vimos la cascada que caía en la poza. El baño fue genial. El agua verdosa estaba transparente y fresca. Nos pusimos bajo los chorros de la cascada, nadamos y nos dejamos envolver por aquellas aguas limpias admirando el entorno.
Otro día fuimos a la Laguna Guanaraca desde Cienfuegos. Tras una breve caminata llegamos al embarcadero. Cogimos una barca pequeña con un barquero. La Laguna Guanaraca era de agua salina y estaba rodeada de manglares. Vimos flamencos y pelícanos. Nos acercamos a unos 50m de los flamencos rosas, que debían su color a su dieta de camarones. Si nos aproximábamos más volaban en desbandada.
jueves, 22 de noviembre de 2007
LAS TORRES DEL PAINE
El Parque Nacional Torres del Paine en Chile, estaba a 112km de Puerto Natales, donde nos alojamos. Estaba situado entre la Cordillera de los Andes y la estepa patagónica. Lo formaban montañas, valles, ríos, arroyos, lagos, lagunas y glaciares, y era una Reserva de la Biosfera. Pasamos dos días en el parque. La Patagonia era una zona ventosa, pero el día amaneció sin viento. Antes de llegar paramos en un lago donde se reflejaban las montañas nevadas en la superficie totalmente lisa.
El día estaba soleado y con un cielo azul limpio. Los senderos estaban bien marcados. Elegimos el sendero al Mirador de las Torres del Paine, que ascendía a través de bosque y colinas onduladas. El trekking empezaba desde el Hotel Las Torres, de fachada roja con tejadillos de pizarra negra, que fue una estancia de ganado vacuno.
Cruzamos un puente
sobre el río de aguas verdosas. Desde el principio tuvimos la impresionante
vista de las torres que se elevaban casi verticalmente más de 200m por
encima de la estepa patagónica. Eran espectaculares columnas de granito entre
picos nevados. Las torres tenían las paredes tan escarpadas que la nieve resbalaba
y no llegaba a cuajar. Tardamos unas cuatro horas en el trayecto.
Durante el camino rellenamos las botellas de agua fresca de los arroyos. Nos cruzamos con algunos senderistas que bajaban a seguir otra ruta después de haber dormido en los refugios altos. Comimos un bocata en un merendero del camino. El último tramo fue una ascensión empinada por una pedrera. De vez en cuando encontrábamos marcas rojas en las piedras grandes. Llegamos cansados y contentos. Las Torres del Paine se levantaban ante nosotros con sus 200m de altura, y al pie tenían una laguna verde. Bajamos a la laguna a tocar el agua. Estaba fría, pero apetecía mojarse los pies después de la caminata.
Al día siguiente
fuimos a la Laguna Pudeta y al Mirador de los Cuernos del Paine.
El día estaba soleado, pero hacía más viento, ya no se veía el reflejo de las
torres en la laguna de entrada al parque. El sendero hacia el Mirador de los Cuernos
era mucho más fácil, un paseo agradable. Caminamos entre plantas verdes de
aspecto esponjoso, que en realidad eran espinosas. Pasamos por una cascada
que caía con fuerza, con chorros de espuma blanca. Era una de las cascadas que
nacían del Campo de Hielo Patagónico Sur.
Los Cuernos eran
la parte superior de la montaña, recortados en un color más oscuro. La roca
estaba casi negra en la cima y contrastaba con la roca marrón de la parte
inferior. Había agua por todas partes. Llegamos en una hora al mirador, al pie
de una laguna azul.
Disfrutamos de la
belleza del paisaje. No era extraño que se considerara al Parque Nacional Torres
del Paine como la octava maravilla del mundo.
jueves, 2 de noviembre de 2006
CUEVAS DE ELLORA
Tras visitar las cuevas de Ajanta, otro día fuimos a visitar las Cuevas de Ellora, a 30km de Auragabad. Fuimos con el autobús local. Las cuevas de Ellora eran una maravilla de la India medieval, uno de los monumentos más impresionantes de la India, con templos excavados de las tres grandes religiones: hinduismo, budismo y jainismo. Había 12 cuevas budistas, 16 hindúes y 8 jainistas. Dedicamos más de cinco horas a verlas.
Lo primero que vimos fue el Templo Kailash, construido por el rey Krishna I en el siglo VIII en un solo bloque monolítico, y se excavó desde la cima de la montaña hacia abajo. De 30 metros de alto, su entrada está flanqueada por dos columnas de 15 metros cada una y todo el edificio está repleto de elaborados relieves escultóricos. Tenía magníficas tallas, relieves y esculturas de elefantes, apsaras de la mitología hindú y figuras budistas.
Los visitantes
locales aportaban color entre las piedras antiguas, especialmente las mujeres
hindúes con sus saris de colores y abiertas a conversar y ofrecer una sonrisa
al visitante extranjero.
Sobre su construcción la guía de Lonely Planet comentaba: “Se tallaron tres enormes hendiduras en la superficie del despeñadero y luego se esculpió la imagen, ingente empres que supuso eliminar 20.000 toneladas de roca. Mide el doble de la superficie del Partenón de Atenas y una vez y media su altura”. “Todos los templos fueron tallados de arriba abajo, así que nunca hizo falta usar andamios: los constructores empezaron por el tejado y fueron avanzando hasta el suelo”. Era el mismo sorprendente sistema de construcción de las iglesias de Lalibela en Etiopía.
En las cuevas
vivían muchos murciélagos, a diferencia de Ajanta. Estaban colgados
del techo y sobrevolaban a nuestro paso. En la última cueva había una cascada
que saltaba sobre el camino y caía en una poza circular.
lunes, 16 de octubre de 2006
HIMALAYA, MONASTERIOS Y CASCADAS
Desde Pelling
hicimos una excursión en jeep recorriendo las montañas de alrededor. Vimos los picos
nevados del Himalaya. El sol iluminaba las cumbres blanquísimas y se
distinguían las aristas que formaba la nieve, dejando sombras en la ladera. El
blanco luminoso contrastaba con el azul del cielo. Cruzamos algún puente
colgante muy bonito, sobre el río de aguas verdes. Cataratas, lagos y monasterios
fueron el resumen del día.
El Lago Kchecheolpari
estaba rodeado de montañas y repleto de banderolas de oración. Las banderolas
más viejas, desgastadas por el tiempo y la climatología, se mezclaban con las
de colores vivos. Era un lugar muy tranquilo. Un entarimado de madera con
ruedas de oración a ambos lados, conducía a un pequeño mirador. Durante el
Festival de Luminarias toda la superficie del lago se llenaba de lamparillas de
mantequilla flotantes.
En el pueblo de Yuksom vimos el lugar llamado Trono de la Coronación, donde tres lamas tibetanos coronaron al primer chogyal de Sikkim en 1641. Eran tres piedras con inscripciones, frente a las que había una gran stupa blanca.
Dentro del recinto había una pequeña escuela de monjes. Los niños no tendrían más de cinco años. Estaban sentados en el suelo sobre cojines granates, con sus libros delante y atendiendo al maestro, que nos dejó fotografiarlos. Luego los alumnos siguieron con su recitado en voz alta.
Vimos tres cascadas.
Las más altas eran las cascadas de Khanchendzonga, la seguían las cascadas de
Pharmong. El chorro caía con fuerza entre la verde vegetación y nos empapaba el
vapor de agua. Eran realmente bonitas.
Fuimos al Dubdi
Gompa, el monasterio más antiguo de Sikkim, de 1701. La última etapa fue el
Tashiding Gompa de 1661. Estaba sobre una colina, a 2,5km de ascensión
escarpada. Llegamos casi sin fuerzas para hacer girar las ruedas de oración. Los
murales interiores eran bonitos y estaban bien conservados. En este monasterio
nos dejaron subir al piso de arriba, donde un grupo de hombres se dedicaba a
enrollar papel en forma de cilindros, posiblemente para escribir oraciones.
Regresamos a Pelling cansados y contentos del día por las montañas del
Himalaya.