Tainan era la
ciudad más antigua de Taiwán. Conservaba sus casas antiguas
junto al canal y la cultura tradicional. El Distrito de Anping, donde
nos alojamos, era la mayor concentración de templos taoistas y budistas del sur del país. Paseamos
por sus estrechos callejones, adornados con plantas.
La Shennong
Street era una estrecha calle con comercios originales y teterías con puertas de madera y farolillos de papel. Había pequeñas tiendas de artesanía de telas, plantas creciendo en
bulbos de tierra, adornos de gatos. Los gatos eran uno de los animales
favoritos en Asia. Había macetas con forma de gato y con cactus imitando la
forma de la cola.
En una pequeña tetería tomamos té Oolong y un pastelito relleno de crema. Recorrimos toda la calle. Los farolillos de papel tenían dibujos y caligrafías, y eran de colores variados. Al fondo de la calle estaba el King of Medicina Temple, cerrado. Junto a él con un enorme y altísimo baniano de 300 años de antigüedad.
Visitamos el Templo Grand Matsu, con puertas y vigas de madera. Fue el Palacio de un rey de la dinastía Ming. Las puertas tenían pintados guardianes protectores. Tenía un gran pebetero en el vestíbulo, el altar principal y por el lateral se pasaba a otra sala interior con otro altar menor.
La gente oraba,
ofrecía varillas de incienso y lanzaba unas tablillas de madera al suelo. Según
como cayeran se decidía una cosa u otra. El destino en las tablillas. En unos hornos los estudiantes
quemaban fajos de papeles amarillos en ofrenda para aprobar los exámenes.
El Templo de
Confucio, del s. XVII, rodeado por un muro rojo terracota y con dos grandes
puertas de entrada. Tras ellas unos bonitos jardines con distintos pabellones y
el edificio principal del templo que llamaban Palacio. Tenía patios con
galerías de columnas rojas y vigas de madera en el techo. En los interiores
había tablillas de madera con inscripciones verticales, con las enseñanzas de
Confucio. El jardín tenía un estanque en forma de semicírculo, con aguas
verdosas y percas naranjas.
El templo más
antiguo de la ciudad era el Official God of War, del s. XVII. Dedicado a
un general de la dinastía Han, deificado como dios de la guerra. Los fieles quemaban
varillas de incienso y tiraban tablillas al suelo.
Nos gustó el edificio del Museo de Literatura Taiwanesa, de arquitectura colonial japonesa. Parecía más un edificio francés con tejado verde de buhardilla y dos cúpulas laterales verdes. En los numerosos restaurantes había mucho ambiente, la gente tomaba sus cuencos con noodles fritos con vegetales, setas y pescados.
El City God Temple era otro templo taoista. Su arquitectura incluía el pórtico de entrada con una escalera de granito y piedra labrada, y varios halls y habitaciones. Había un gran ábaco sobre la entrada para calcular si se había hecho más bien que mal en la vida. En el salón de las palabras también había tiras de papel rosa de los estudiantes, como ofrenda para aprobar los exámenes, como en otros templos.
La ciudad tenía muchos rincones interesantes y con historia. Los almacenes Hayashi Department Store de ladrillo rojo, inaugurados en 1932 eran un símbolo de la época en que Taiwán se modernizó. Eran los tiempos en que surgió la electricidad, el teléfono, los vehículos a motor, los aviones, el suministro de agua…todo ello símbolo de la civilización. Y también recibió influencias de la cultura pop con películas, fonógrafos y música de jazz. Fueron tiempos de apertura y modernidad de Taiwán. Frente a los almacenes estaba el edificio del Land Bank, neoclásico y de estilo griego con ocho enormes columnas.
Por la noche se encendían los farolillos de papel de los callejones. Tainan era una ciudad taiwanesa con mucho encanto.