El poblado tenía una
empalizada circular de troncos. Entramos al mismo tiempo que un rebaño de
cabras, que un niño se puso a ordeñar. Había varias chozas de adobe con techo
cónico de cañizo y varias mujeres alrededor, ocupadas en sus quehaceres. Unas
amamantaban a sus bebes; otras tostaban mazorcas de maíz; otras estaban
sentadas a la puerta de sus chozas hablando entre ellas; otras trabajaban una
piel de cabra para hacer vestidos. Una abuela sentada en el suelo, batía leche
en una calabaza.
Las mujeres tenían la
piel teñida de un color rojizo intenso, por untarse la mezcla de manteca, mixtura
ocre y resina aromática, que servía de protector solar y repelente de insectos.
Era su modo de asearse porque nunca se lavaban con agua; sólo utilizaban
cenizas y el ungüento rojizo. Su piel se veía brillante y preciosa.
Pude hablar con ellas y
preguntarles sobre todo lo que quise y se me ocurrió: su edad, sus hijos, el
peinado, la vivienda, sus tareas, su vida…Nos dijeron que en una cabaña dormían
unas seis u ocho personas. Tardaban tres días en hacer las trenzas y elaborar
su peinado que duraba de tres a cinco meses. Las trenzas se envolvían en barro
rojo y acaban con una extensión en forma de plumero o pompón negro. Su dieta se
basaba en la leche y la harina de mijo, elaborando una especie de polenta.
Las cabañas estaban
hechas con ramas entrelazadas del árbol llamado Mopane, estiércol y arena, y duraban unos cinco años.
Entramos en una y nos sentamos en el suelo. Tenían un palo central que servía
de división, a un lado dormían los hombres y al otro las mujeres. En el centro
también estaba el fuego, que era muy importante para los Himbas, con
connotaciones sagradas. Siempre tenía que haber algún fuego y había mujeres
encargadas de custodiarlo. La llama se mantiene viva noche y día, y se traslada de poblado en poblado cuando migran en busca
de nuevos pastos.
Alrededor de las
paredes colgaban pieles curtidas, incluso un traje de boda con adornos,
calabazas y mantas modernas envueltas en plástico. Los Himba son pueblos seminómadas que viven del ganado. Conocían el turismo y la forma de vida
occidental desde los años noventa aproximadamente, pero seguían manteniendo su
forma de vida tradicional. La pregunta inevitable era hasta cuándo.
© Copyright 2012 Nuria Millet
Gallego